"Amor que pica"

Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros (Juan 13:34-35).Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros (Juan 13:34-35).

Hace varios años, dejé a mis hijos desayunando en la mesa y fui al baño. De repente oí unos gritos desgarradores. Salí corriendo y vi a Aaron y a Lizzie, de 5 y 6 años, llorando a gritos. Joash de 8 años, le lavaba los ojos a Aaron, muy tranquilamente. Aaron, le lavaba los ojos a Lizzie mientras trataba de echarse más agua en sus propios ojos.

Resulta que Lizzie quería salsa picante y Aaron se la fue a buscar, pero se le cayó y le salpicó en los ojos. Aaron comenzó a gritar y Joash lo fue a rescatar, lavándole los ojos. Lizzie no sabía lo que pasaba, pero al ver a Aaron gritando y llorando, comenzó a llorar también. Entonces Aaron pensó que Lizzie también tenía picante en los ojos y le comenzó a echar agua. Lizzie lloraba sin entender lo que pasaba mientras recibía agua en los ojos. Aaron lloraba con ardor en los ojos, pero aun así quería aliviar a su hermana, a quien él pensaba que le ardían los ojos también. ¡Eso sí que es amor picante!

Jesús nos amó (y nos ama) de forma sacrificial, picante. Él entregó su vida entera por ti y por mí. Y nos manda a amarnos unos a otros, incluso cuando nos duela y nos cueste, ¡incluso si nos pican los ojos! La verdadera fe en Jesús se demuestra en nuestro amor fraternal. «Por tanto, imiten a Dios, como hijos amados. Vivan en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, de aroma fragante» (Efesios 5:1-2).

Jesús nos redimió por su amor sacrificial y nos empoderó con su Espíritu para que nosotros imitemos su amor con los demás, aunque nos pique.

Padre bueno, que tu amor nos guíe en todo lo que hagamos. Amén.

Para reflexionar:

* ¿Te gusta la salsa picante? ¿Por qué sí o por qué no?
* ¿Cuándo fue la última vez que amaste a alguien de forma sacrificial, cuando tú mismo (a) sufrías también?

Diaconisa Noemí Guerra

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