Para El Camino
"Todos necesitamos un Pastor"
Presentado el 15 de mayo
AUTOR: Rev. Gregory P. Seltz, Orador (2011 al 2017), The Lutheran Hour
Rev. Héctor Hoppe
© 2025 Cristo Para Todas Las Naciones
TEXTO: Juan 10:1-10
'Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa y se mete por otro lado, es un ladrón y un bandido. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas.' Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras. Por eso volvió a decirles: 'Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia'.
Todos necesitamos un Pastor. El mundo necesita un Pastor. Pero suena raro, ¿no es cierto? Lo normal es que digamos que necesitamos un asesor financiero, o un entrenador, o un consejero, o un terapeuta. Algunos quizás hasta digan que necesitan un abogado, pero no creo que a muchas personas se les ocurra pensar que necesitan un Pastor. ¿Tú qué piensas? ¿Crees que necesitas a Jesús, el Buen Pastor, en tu vida?
En medio de la Primera Guerra Mundial se produjo un inesperado "cese de fuego". Quizás ya conozcas esta historia. Sucedió en la Nochebuena del año 1914. La tregua entre las tropas alemanas y británicas comenzó cuando, mientras bajaba el sol, los alemanes comenzaron a cantar el conocido villancico "Noche de paz, noche de amor", y mientras lo hacían iban poniendo velas encendidas alrededor de sus trincheras. La música que llegaba de las tropas enemigas conmovió a los soldados británicos quienes, a su vez, comenzaron también a entonar villancicos en honor al nacimiento de Cristo. Cuanto más avanzaba la noche, con más fuerza se podía sentir el espíritu de la Navidad en ese campo de batalla. Por una noche, esos soldados dejaron de lado el odio impuesto por la guerra, y celebraron juntos el nacimiento del Niño Dios.
Debo admitir que yo ya había escuchado antes esta historia. Pero lo que no sabía era que esa no era TODA la historia. Resulta que, en ese 'cese del fuego' ambas partes decidieron ocuparse de los compañeros que habían caído en las batallas de los días anteriores. Para ello organizaron funerales y, cuando llegó el momento de enterrar a sus muertos - y esto es lo que más me asombró - de los dos lados del campo de batalla se escuchó cantar el mismo himno: "El Señor es mi Pastor, nada me faltará...".
La misma presencia del Buen Pastor que produjo esa tregua continuó avanzando a otros frentes de batalla y alcanzando otras trincheras. En muy poco tiempo, toda la guerra se había detenido. Hasta se corrían rumores que decían que esos mismos soldados que hacía unos pocos días disparaban a matar, ahora estaban jugando juntos al fútbol. En algunos lugares la tregua duró hasta el día de año nuevo. Pero, desafortunadamente, llegaron tropas de reemplazo con órdenes nuevas y se terminó la paz. Al año siguiente, los comandantes ordenaron a las tropas que abrieran fuego contra el enemigo el día de la Nochebuena, para así asegurarse de que esa 'paz' no volviera a ocurrir.
Ahora, no soy tan ingenuo como para creer que en nuestro mundo no necesitamos tener policías, soldados, generales, políticos, etc. Todos ellos existen para mantener un cierto orden en el mundo pecador en que vivimos, y me alegra saber que, gracias a sus esfuerzos, no vivimos en un caos constante. Pero cuando pienso en la historia que acabo de contarles de la Primera Guerra Mundial, me pregunto: ¿qué hizo posible que reinara la paz en esas circunstancias? ¿Qué hizo posible que esos soldados enemigos pudieran, al menos por un momento, ver que de alguna forma eran hermanos? No fue su nacionalidad o su estatus económico, o siquiera su forma de ser o sus buenas intenciones. Lo único que poseían eran sus uniformes, y probablemente tenían más miedo que coraje. No, la paz que sintieron la recibieron del Príncipe de Paz, del único que es capaz de unir a los enemigos, aunque sólo sea por un momento, como hijos de Dios. Indudablemente, el Buen Pastor llamó con su voz a su pueblo, y les ayudó a superar, con su amor, toda enemistad y odio.
En este mundo necesitamos un Pastor, alguien que nos dirija de vuelta a Dios, alguien que nos una nuevamente como hermanos en él. Necesitamos un Pastor, alguien que no sólo mantenga el orden, sino que también nos pueda dar la vida abundante de Dios, alguien que pueda guiarnos hasta el cielo. Necesitamos un Pastor que nos muestre de nuevo lo que significa ser humanos de verdad, creados y redimidos por Dios para los demás. Escuchemos lo que dice Jesús en el capítulo 10 del Evangelio de Juan: "El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil... ¡Yo soy el buen pastor!"
La Biblia es muy clara. Todas las personas del mundo necesitamos al Buen Pastor, porque todos somos como ovejas que nos hemos descarriado. Jesús dice esto con más claridad aún cuando dice que no sólo lo necesitamos porque estamos perdidos, sino que lo necesitamos porque en el mundo hay fuerzas malas que tratan de destruirnos. Las ovejas perdidas son vulnerables a los ladrones y atracadores, por lo que necesitan protección, necesitan ser salvadas, necesitan ser guiadas... necesitan un Pastor.
Sin embargo, y aunque parezca mentira, esto es justamente lo que las personas piensan que NO necesitan. La gran mayoría cree que si tuvieran un poco más de dinero solucionaría sus problemas; o que si pudiera perder los kilos de más que tiene, entonces sería feliz; o quizás si tuviera que trabajar menos, la vida le sería más fácil.
Si tú piensas así, si crees que no necesitas al Buen Pastor, te invito a que escuches lo que Dios nos dice a ti y a mí a través de sus Diez Mandamientos, y te desafío a que trates de llegar a Dios por tus propios medios, siguiendo esos mandamientos en un cien por ciento, o sea, en todas las cosas que piensas, en todas las cosas que dices, y en todas las cosas que haces cada minuto de cada día de tu vida. Trata de amar a tu cónyuge, a tu amigo, a tus padres, a tus hermanos, a tu vecino, a tu compañero de escuela o de trabajo, incluso a tu enemigo, de la forma en que Jesús te ama a ti... TODO el tiempo y en TODAS las situaciones, aún cuando no tengas ganas o estás de mal humor u ofendido. No te va a llevar mucho tiempo darte cuenta de tu incapacidad y tus fracasos. Muy pronto vas a ver que no sólo NO llegas a la altura de lo que Dios pide, sino que ni siquiera llegas a la altura de lo que tú mismo te exiges... porque somos como ovejas descarriadas.
Si bien es cierto que nos da vergüenza pensar que somos como ovejas, el negarlo y tratar de vivir como si no necesitáramos un Pastor es muy peligroso. Cuando las ovejas se apartan de su rebaño, se vuelven vulnerables a los lobos, peligros de la naturaleza, e incluso a veces son incapaces de encontrar el camino de regreso a su redil. En el mundo de los humanos sucede algo parecido. Muchas personas son vulnerables a su propia arrogancia, por eso dicen que no es necesario tener a nadie que les guíe, que no es necesario ir a la iglesia, que no es necesario tener fe.
En contraste con esto, Jesús nos dice hoy que no sólo somos ovejas que necesitamos un Pastor, sino que él es el Buen Pastor que quiere cuidarnos y guiarnos por este mundo. Una vez más, él nos dice: "El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil... ¡Yo soy el buen pastor!" Te invito a que permitas que este Buen Pastor te bendiga hoy.
Si ya has probado todo lo que el mundo ofrece para salir adelante en la vida; si estás cansado que los problemas de la vida te superen; si sientes como que nunca vas a poder superar tu pasado, y menos aún tener alguna esperanza para el futuro; si en lo profundo de tu corazón sabes que necesitas ayuda... escucha bien lo que voy a decirte: ¡Jesucristo quiere ser tu Pastor! ¡Confía en él con todo tu corazón! Él nunca te va a defraudar. Él ha sido, es y será el único Buen Pastor que el mundo jamás habrá tenido. Síguelo sin temor. Jesús es el Buen Pastor porque se te acerca trayéndote sus bendiciones. Él mismo abre la puerta para que lo puedas ver y comprobar que no te está mintiendo. Jesús no te va a engañar ni te va a llevar por caminos que parecen buenos pero que a larga no lo son. Eso lo hacen los pastores falsos.
En contraste con eso, Jesús nos dice que confiemos en él; que él entra directamente por la puerta del redil; que él no trepa a escondidas por los muros, o se mete a hurtadillas por detrás. Los que eso hacen, entran a dañar y matar, pero Jesús entra para bendecir, perdonar, y llevarnos a casa. Confía tu vida al 'Buen Pastor'. Él entra por la puerta para ser tu Pastor, y lo hace trayendo con él su amor... su amor perseverante y misericordioso... un amor que quiere que tú conozcas y disfrutes.
En el prólogo de "Liderazgo Jazz", Max Dupree escribe acerca del amor que su nieta Zoe necesitó no sólo para sobrevivir, sino también para vivir. Dice así:
"Zoe nació prematura, pesando 750 gramos. Era tan pequeña, que mi alianza le entraba en el brazo y le llegaba hasta el hombro. El neonatólogo que la examinó primero nos dijo que tenía entre un 5 y un 10% de probabilidades de vivir 3 días. Cuando Ester y yo vimos a Zoe solita en la sala de cuidados intensivos para prematuros, tenía puestas dos vías en el ombligo y una en un pié, un monitor a cada lado de su pecho, y un tubo para respirar y otro para alimentarla en la boca. Para complicar las cosas un poco más, el padre biológico de Zoe se había embarcado el mes antes de que ella naciera. Sabiendo esto, una enfermera muy sabia y afectuosa llamada Ruth me dio las siguientes instrucciones: 'al menos durante los próximos meses, me dijo, usted va a ser el padre suplente. Quiero que venga al hospital a visitar a Zoe y que, cuando lo haga, le acaricie el cuerpo y las piernas con la punta de sus dedos. Mientras la está acariciando, repítale una y otra vez cuánto la ama, porque ella tiene que logar conectar su voz con sus caricias'."
Dupree fue cada día al hospital a estar con Zoe, no sólo para ayudarla a sobrevivir, sino también para ayudarla a comenzar a vivir, para que sus células crecieran, pero también para que su corazón creciera. Zoe necesitaba más que alimento y agua... ella necesitaba el amor real y tangible de un padre. Necesitaba a un padre que estuviera dispuesto a dedicar su vida llevándole diariamente sanidad a través de su voz, para que su pequeño cuerpo pudiera crecer y madurar.
Nosotros, como seres humanos que somos, también necesitamos el amor y la misericordia de Dios. Lo necesitamos en todos los ámbitos de nuestra vida para poder crecer y llegar a desarrollar todo el potencial con que Dios nos creó. Necesitamos su sanidad. Necesitamos que su voz amorosa nos bendiga. Somos ovejas que necesitamos la guía y el cuidado del 'Buen Pastor'.
Jesús, el Buen Pastor, nos conoce a cada uno de nosotros mucho mejor de lo que nosotros mismos nos conocemos. Esa es otra razón por la cual podemos confiar en él. Jesús dice: 'Yo llamo a mis ovejas por su nombre y las saco del redil'. En el Cercano Oriente, era costumbre ponerles nombre a las ovejas, pues se las consideraba casi como parte de la familia. No sé qué piensan ustedes, pero para mí, dormir al aire libre rodeado de ovejas sucias y con mal olor, como lo hacían los pastores, no me resulta nada atractivo. Sin embargo, si yo fuera oveja, me encantaría poder dormir cada noche al lado de mi pastor.
El Buen Pastor está allí donde sus ovejas lo necesitan, cueste lo que cueste. Él no da órdenes desde lejos, sino que está en medio de nuestras vidas, por más sucias que se encuentren, por más incómodas que sean las circunstancias, por más difíciles que sean los problemas. Él viene a nuestras vidas para darnos su vida abundante. Pero ahí no termina, porque Jesús no sólo viene a nuestras vidas de hoy, sino que, habiendo dado su vida por nosotros, también viene para darnos la vida eterna en la casa de Dios.
Pensemos por un momento en lo que Jesús te está diciendo. Él está diciendo que, en él, Dios te ama, te cuida, te redime, y te lleva al hogar celestial. La mayoría de las personas no arriesgarían su propia vida por salvar a una simple oveja. ¿No es cierto? Lamentablemente, muchas personas ni siquiera arriesgarían su vida por salvar la vida de otro ser humano. ¿Verdad? En cambio Jesús, Dios hecho hombre, no sólo está dispuesto a dar su vida por las ovejas descarriadas, sino que este Buen Pastor literalmente dio su vida en la cruz para que tú y yo fuéramos reintegrados al redil de la gracia de Dios. ¡Cómo no confiar en él!
Resumiendo
Jesús es el Buen Pastor que hoy te llama para que lo sigas. En él puedes confiar aún en medio del peligro, y estar seguro de que él te cuida siempre. Puedes confiarle cuando te dice que te va a guiar a lugares con pastos verdes, con aguas calmas, y con vida abundante. Él te está llamando para que lo sigas porque él ya ha hecho el camino para ti... como solamente el Buen Pastor lo puede hacer. Sea lo que fuere que estés pasando en estos momentos, él ya ha ido delante de ti y hecho tu camino. Si tienes miedo, él ya venció el temor; si estás siendo tentado, él ya venció las tentaciones; si estás siendo rechazado, él ya soportó el rechazo; si estás siendo amenazado, él ya enfrentó las amenazas. Jesús ha vencido literalmente las puertas del infierno para ti, para que tú puedas tener vida en él. Sólo el 'Buen Pastor' puede hacer algo así. Y ese mismo 'Buen Pastor' es quien te está llamando para que lo sigas. Confía en el camino que él ha marcado para ti. Pon tu vida en él.
Cuando las ovejas siguen correctamente a su pastor por los terrenos escabrosos o los territorios peligrosos, a menudo se puede ver que la huella de la oveja está en medio de la huella del pastor. Cuando un pastor sabio, valiente, y amoroso va abriendo el camino y guiando, las ovejas que le confían siguen cada movimiento suyo porque saben que sus vidas dependen de él.
La fe confía. Nuestras huellas en la de él. Sin importar las circunstancias. Ésa es la vida que él quiere que tú y yo tengamos. ¿Recuerdas la tregua en la guerra en la Navidad del año 1914? ¿Cómo pudo ser posible que se produjera esa paz entre dos ejércitos enemigos? Fue posible porque hubo un Pastor más grande que sus miedos. Los ejércitos pueden ganar las guerras, pero sólo el Buen Pastor, con su gracia, puede ganar la paz. Ese mismo Buen Pastor es quien promete:
Debajo de mí: pastos verdes
Al lado mío: aguas tranquilas
Conmigo: mi pastor
Delante de mí: un banquete
A mi alrededor: mis enemigos
Detrás de mí: bondad y amor
Más allá de mí: la casa del Señor (Salmo 23)
Todos necesitamos a ese Pastor y a esa vida, y todos lo podemos tener en Jesucristo. Confía en él y en su Palabra. Este Pastor vive para protegerte y bendecirte. Este Pastor te conoce por tu nombre y te ama. Este Pastor quiere cubrirte con su gracia, y te llama para que sigas sus huellas y vivas su vida abundante para otros en su nombre. Amén.
Si de alguna forma podemos ayudarle, comuníquese con nosotros en Cristo Para Todas Las Naciones.