ALIMENTO DIARIO

  • "Impuro"


  • mayo 20, 2008
  • Cuando estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, gritaron: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!" Lucas 17:12-13Cuando estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, gritaron: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!" Lucas 17:12-13


  • Cuando los Dalias de India hablan de ser «impuros», no están diciendo que necesitan darse un baño, sino que si tocan a una persona respetable, la pueden convertir en sucia.

    De acuerdo a la creencia hindú, en el principio había un solo hombre, el que fue separado en partes. De la boca del hombre vienen los Brahmines, u hombres santos. De los brazos vienen los Castrillas, reyes y guerreros. De las piernas vienen los comerciantes, y de los pies los trabajadores comunes.

    Los Dalias eran demasiado inferiores como para haber venido del primer hombre. De acuerdo al sistema de castas, los Dalias son impuros… tan impuros, que deben beber de pozos diferentes, usar puertas diferentes cuando entran o salen de un edificio, y nunca caminar por los lugares reservados para las clases más altas.

    De acuerdo a una cadena de noticias, hace unas semanas una niña Dalia de seis años caminó sin querer por un camino reservado para las castas superiores. Uno de esos hombres, lleno de furia, rezongó a la niña, y luego la empujó, cayendo donde había cenizas encendidas. Hasta estos momentos, la niña todavía está en condiciones críticas.

    Por más triste que sea esta historia, no voy a decir que todos los Dalias son puros, porque no lo son. Los 250 millones de Dalias de la India son impuros. Tan impuros como Ken Klaus. Tan impuros como usted. Tan impuros como los diez leprosos de nuestro texto.

    Cada persona que hay en el mundo es impura, ya que es hecha impura por la naturaleza pecaminosa que tiene y por las cosas malas que hace. Dios tenía todo el derecho de habernos ignorado, evitado, y condenado. Pero no fue eso lo que eligió hacer.

    En vez de permitir que nuestros pecados nos llevaran al infierno, el Padre envió a su santo Hijo a este mundo. Por su divina directiva, Jesús recibió una tarea especial: hacer puro lo que era impuro.

    ¿Tuvo éxito? Miremos dentro de la tumba vacía. ¿Nos hizo aceptables? Juan nos dice (1 Juan 1:7b) que la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado.

    A través de la vida, sufrimiento, pasión, muerte y resurrección de Cristo, todas las cosas necesarias para nuestra salvación han sido hechas. Jesús, nuestro Maestro, ha tenido misericordia de nosotros.

    ORACIÓN:Querido Salvador, te alabamos por sacrificarte a ti mismo para rescatar de la condenación a la humanidad. En tu nombre. Amén