ALIMENTO DIARIO

  • "Lavadora de pecados"


  • junio 17, 2025

  • Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (Romanos 6:4).

    La autora de esta devoción no dice: me encanta lavar ropa. Es que me recuerda a mi Bautismo. Cuando compro ropa, no la tiro a la basura cuando se ensucia, sino que la lavo con cariño y la sigo usando. Así es nuestro Bautismo: Dios no nos descarta cuando pecamos, sino que nos lava y nos sigue renovando en su gracia y quedamos limpios y olorosos a Él.

    Nuestro Bautismo no es solo un evento pasado, sino una realidad presente que marca toda nuestra vida cristiana. Ahora tenemos una batalla diaria, confesando nuestros pecados y ahogándolos, y también viviendo una vida nueva de acuerdo con la bondad y el amor de Dios.

    La lectura de hoy nos recuerda que tu pecado y el mío fue clavado en la Cruz con Jesús, y ahora nuestra vida es sostenida por lo que Jesús hizo y sigue haciendo por nosotros.

    Los cristianos en Roma habían escuchado la gracia de Dios y algunos pensaban que eso significaba que podían seguir pecando sin consecuencias. Pero Pablo les recuerda que cuando fuimos bautizados, Cristo nos hizo parte de su victoria sobre el pecado y la muerte. Ya no somos esclavos del pecado; Cristo ha vencido.

    Así como no tiras la ropa cuando se ensucia, Dios no te descarta cuando pecas. No eres un caso perdido, no eres una prenda desechable. Él ya te lavó en el Bautismo y sigue lavándote cada día con su amor.

    Cristo ya ha hecho todo por ti. Ahora, te llama a vivir en esa realidad: arrepintiéndote, recibiendo su perdón y caminando en su amor.

    Padre nuestro, gracias porque por el bautismo fuimos sepultados con Jesús en su muerte, para que, así como Jesús resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva. En el nombre de Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cómo has experimentado en tu vida el poder del Bautismo, la lavadora de pecados, para renovarte y levantarte después de caer?
    * ¿Cuál es el nombre de una persona con la que puedes compartir hoy esta buena noticia?

    Diaconisa Noemí Guerra

    © Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones

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  • "No necesitas casarte otra vez… ni bautizarte otra vez"


  • junio 16, 2025

  • Así como ustedes fueron llamados a una sola esperanza, hay también un cuerpo y un Espíritu, un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios y Padre de todos… (Efesios 4:4-6a).

    La escritora de esta devoción no dice: este junio, mi esposo y yo celebramos 24 años de casados. Hemos tenido momentos hermosos, pero también desacuerdos. Imagino que en tus relaciones también pasa lo mismo. Pero, eso no significa que tengamos que casarnos otra vez para seguir juntos. Nuestro compromiso sigue en pie. Solo debemos crecer en nuestra relación.

    Lo mismo ocurre con el Bautismo. No necesitas bautizarte de nuevo o buscar un «segundo bautismo» para recibir más del Espíritu Santo. Dios ya hizo su obra en ti cuando fuiste bautizado.

    Ahora, esto no significa que no podamos pedir más del Espíritu Santo en nuestra vida. De hecho, como cristianos, anhelamos su presencia y su obra en nosotros cada día. Pedimos al Espíritu Santo que nos llene, nos guíe y nos transforme. Pero esto no es un «segundo bautismo». No estamos recibiendo algo que nos faltaba, sino que estamos creciendo en la fe que ya nos fue dada.

    Cuando Jesús le dijo a Nicodemo en Juan 3:5: «El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» no hablaba de dos eventos separados, sino de un solo nacimiento espiritual que ocurre en el Bautismo. Y en Tito 3:5, Pablo explica que Dios «nos salvó […] por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo». O sea que, el Espíritu Santo ya ha sido derramado sobre ti en el Bautismo, pero su obra continúa en tu vida.

    En Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, no fue un segundo bautismo, sino una manifestación especial que confirmaba la predicación de los apóstoles.

    Jesús no dejó tu salvación en tu capacidad de sentir su presencia. Aunque a veces te sientas seco espiritualmente o luches con dudas, eso no cambia el hecho que, en tu Bautismo, Dios te dio su Espíritu y te hizo suyo.

    Ahora puedes compartir este regalo con alguien más.

    Padre nuestro, gracias porque en el Bautismo nos hiciste tuyos y nos diste tu Espíritu. Llénanos cada día más de tu Espíritu, fortalécenos en la fe y guíanos de regreso a tu Palabra y a la Santa Cena cuando dudemos. En el nombre de Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cuál fue el último desacuerdo que tuviste con alguien? ¿Cómo lo resolvieron?
    * ¿Cuándo has experimentado la obra del Espíritu Santo guiándote de vuelta a Cristo?

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "Danzando en la presencia del Padre"


  • junio 13, 2025

  • Yo estaba a su lado, ordenándolo todo, danzando alegremente todos los días, disfrutando siempre de su presencia (Proverbios 8:30).

    La autora de esta devoción nos dice: los padres son una bendición. El mío es maravilloso. Mi papá y yo tenemos una relación profunda y divertida. Conversamos de todo tema, tenemos acuerdos y desacuerdos, y de vez en cuando también danzamos alegremente. Y es que un buen padre no abandona a sus hijos emocionalmente, sino que se comunica con ellos y se esfuerza por desarrollar una buena y fuerte relación con ellos.

    Este domingo celebramos el Día del Padre, pero también celebramos la Santísima Trinidad. ¡Qué hermoso es recordar que no adoramos a un Dios lejano o desconocido, sino a un Padre bueno que se ha revelado en Jesús y nos ha dado su Espíritu!

    La lectura de hoy describe a la Sabiduría de Dios, personificada, quien estaba con el Padre en la creación. Y en el Nuevo Testamento, descubrimos que esta Sabiduría es Jesús mismo, la Sabiduría de Dios hecha carne.

    Jesús cumplió lo que Proverbios anticipaba. No solo estuvo en la creación, sino que es el Salvador que vino a redimirla. Y ahora, por su muerte y resurrección, te ofrece algo que no puedes obtener por tu propio esfuerzo: el perdón, la vida y la comunión con el Padre.

    Y el Padre y el Hijo han enviado al Espíritu Santo, quien ahora vive en ti desde tu bautismo. Él es quien te recuerda que no estás solo, quien te da fe cuando dudas, consuelo cuando sufres y fuerzas cuando te sientes débil. Él es el sello de la promesa de Dios, asegurándote que perteneces a su familia para siempre e invitándote a danzar alegremente todos los días.

    Ahora puedes compartir esta noticia con alguien más.

    Padre nuestro, gracias porque Jesús estaba a tu lado, ordenándolo todo, danzando alegremente todos los días, disfrutando siempre de tu presencia. Danos la alegría de vivir como tus hijos y la valentía de compartir con otros la esperanza que tenemos en Jesús. En su nombre. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cómo ha usado el Espíritu Santo a alguien en tu vida para recordarte el amor del Padre en Jesús?
    * ¿Qué tal si hoy danzas alegremente como Jesús, disfrutando de su presencia?

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "El termostato de la templanza"


  • junio 12, 2025

  • Ciudad en ruinas, sin muralla protectora: ¡eso es el hombre que no frena sus impulsos! (Proverbios 25:28).

    A mí me encanta la temperatura fría en mi casa, pero mi hermana la prefiere calentita. Cuando me visita, ajusto el termostato para que ambas estemos cómodas. Si lo dejo en el extremo frío, ella tiembla. Pero si lo subo al extremo caliente, yo me derrito. Entonces regulamos el termostato y estamos felices las dos.

    La templanza en nuestra vida funciona como un termostato, como una muralla protectora: nos ayuda a regular nuestras emociones, deseos y reacciones para protegernos de los extremos que pueden hacernos daño o a los demás.

    En tiempos bíblicos, una ciudad sin murallas estaba completamente indefensa ante cualquier ataque. La lectura de hoy nos recuerda que así es una vida sin templanza: cuando las emociones y los deseos nos controlan, quedamos expuestos a los extremos y al caos.

    Si eres como yo, seguramente has tenido momentos en los que la falta de templanza te ha llevado a decir palabras hirientes, a tomar decisiones impulsivas, a ceder ante la tentación. Nos toca entonces pedir perdón a Dios y al prójimo, seguir intentándolo y descansar en el Dios de gracia.

    Y la templanza no es algo que nosotros producimos, es un fruto del Espíritu Santo. Cristo no solo nos mostró cómo vivir con templanza, sino que la vivió perfectamente en nuestro lugar y nos transforma con su Espíritu para parecernos a Él.

    Tú no eres una ciudad sin murallas, abandonada a su suerte. En Cristo, tienes templanza, eres protegido, sostenido y renovado cada día. Ahora puedes compartir esta noticia con alguien más.

    Padre nuestro, gracias porque por Cristo no somos ciudad en ruinas, sin muralla protectora. Tú eres nuestro refugio seguro cuando nuestras emociones y deseos nos desbordan. Ayúdanos a vivir en el fruto de templanza que nos da tu Espíritu. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Prefieres la temperatura de tu casa fía o calentita?
    * Reflexiona en un momento en el que te sentiste como una ciudad sin murallas y viste cómo Cristo te sostuvo con su gracia.

    El devocional de hoy va de la mano con el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, donde reflexionamos hoy sobre este tema.

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "La carta del Bautismo"


  • junio 11, 2025

  • Todo esto es símbolo del bautismo (el cual no consiste en lavar las impurezas del cuerpo sino en el compromiso ante Dios de tener una buena conciencia) que ahora nos salva por la resurrección de Jesucristo (1 Pedro 3:21).

    La escritora de esta devoción nos dice: hace más de 26 años atrás, mi esposo y yo estuvimos separados por largas distancias casi dos años antes de casarnos. Nos enviábamos cartas a diario. Leía cada palabra con emoción, no por el papel o la tinta, sino porque venían de la persona que amaba. Si alguien más hubiera enviado la misma carta, no habría tenido significado para mí. Lo importante era el mensaje unido al remitente.

    El Bautismo es así. El agua sola no tiene poder, pero cuando está unida a la Palabra de Cristo, se convierte en un regalo lleno de vida.

    ¿Te han preguntado si la fe de un cristiano está en el Bautismo o en Jesús? La pregunta misma está equivocada porque Jesús y el Bautismo no se pueden separar. La fe se aferra a Cristo donde Él ha prometido estar, y en el Bautismo, Él está ahí para ti, lavándote y haciéndote suyo.

    En la lectura de hoy Pedro compara al Bautismo con el diluvio en los días de Noé. Dice que «es símbolo del bautismo (el cual no consiste en lavar las impurezas del cuerpo sino en el compromiso ante Dios de tener una buena conciencia) que ahora nos salva por la resurrección de Jesucristo». El diluvio fue el medio por el cual Dios rescató a Noé y a su familia, y los llevó a un nuevo comienzo. El Bautismo es el lugar donde Jesús te salva y te da un nuevo comienzo. Es la carta de amor de Cristo para ti, escrita con su Palabra y firmada con su obra en la Cruz y su resurrección.

    Ahora puedes compartir esta promesa con alguien más.

    Padre nuestro, gracias por darnos la carta del Bautismo que nos conecta con Jesús, quien nos salvó por su Cruz y resurrección. Ayúdanos a descansar siempre en Él. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cómo ha transformado tu vida saber que Cristo está presente en el Bautismo, salvándote y asegurándote su gracia?
    * ¿Quién en tu vida necesita escuchar hoy que el Bautismo es la carta de amor de Jesús, escrita con su promesa para ellos?

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "Eres hermosísimo"


  • junio 10, 2025

  • El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10).

    La autora de esta devoción nos dice: nunca había visto ovejas en persona hasta hace un par de años atrás. Son hermosísimas. Huelen horrible, pero son hermosísimas. No son muy inteligentes, pero son hermosísimas. ¿Sabías que ellas dependen completamente de su pastor para vivir? El pastor las protege, las guía para que se alimenten y, si alguna se pierde, lo cual es muy común porque, bueno, no son muy inteligentes, él sale a buscarla.

    Jesús, tu Buen Pastor, hace todo esto y más. Él dio su vida por ti en la Cruz, para salvarte del pecado, la muerte y el diablo.

    No estoy diciendo que no eres inteligente ni que hueles mal. Pero, si somos honestos, ¿cuántas veces nos hemos visto perdidos, desorientados o incapaces de cuidar de nosotros mismos? Así como las ovejas necesitan a su pastor, tú y yo necesitamos al Buen Pastor.

    Hoy es martes de Pentecostés y recordamos que el Señor Jesús crucificado y resucitado pastorea su rebaño con su Palabra y el Espíritu Santo porque a sus ojos siempre seremos hermosísimos.

    En la lectura de hoy, Jesús se presenta como el Buen Pastor en medio de una confrontación con los líderes religiosos que habían rechazado su milagro de sanar al ciego de nacimiento. Los fariseos buscaban sus propios intereses en lugar de proteger. Jesús, en cambio, muestra que vino a dar vida abundante, guiando, alimentando y protegiendo a sus ovejas.

    Y se ha puesto entre tú y el infierno, sacrificándose en la Cruz para asegurarte la vida eterna. Ante sus ojos siempre serás hermosísimo.

    Ahora puedes descansar en su gracia y compartir este mensaje con alguien más.

    Padre nuestro, gracias por enviar a Jesús, nuestro Buen Pastor, quien dio su vida por nosotros y nos guía con su Palabra y el Espíritu Santo, incluso cuando estamos perdidos y desorientados. Te alabamos por su sacrificio que nos asegura vida abundante y eterna. En el nombre de Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Recuerdas un momento en tu vida en el que te viste perdido y Jesús te trajo de vuelta con su Palabra y amor?
    * ¿Cómo te ha mostrado Jesús que siempre serás hermosísimo ante sus ojos?

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "Kintsugi de Dios"


  • junio 9, 2025

  • Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas (Juan 3:17-19).

    Hace unos años, mientras me preparaba para dar una charla en la convención nacional para jóvenes, estudié el arte japonés de Kintsugi que significa «unión dorada». Consiste en que cuando una pieza de cerámica se rompe, se reparan las grietas con polvo de oro, transformando lo que estaba roto en algo aún más hermoso y valioso. Dios hace lo mismo contigo y conmigo. A través de su Palabra y del Espíritu, Él no oculta nuestras grietas o fallas, sino que las transforma con el oro de su gracia, haciéndonos más fuertes y hermosos en Cristo.

    Hoy celebramos la noche de Pentecostés y recordamos que la luz de Cristo brilla sobre el mundo a través de su Palabra y el Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu Santo fue derramado sobre los discípulos, capacitándolos para proclamar salvación a todas las naciones.

    La lectura de hoy es parte de una conversación de Jesús con Nicodemo, quien buscaba la verdad en medio de la oscuridad. Jesús le reveló que Él es la luz que ha venido al mundo, no para destruirnos, sino para exponernos la verdad del pecado y ofrecernos salvación.

    Jesús conoce tus grietas, pecados y luchas. Y no vino para condenarte, sino para salvarte. En la Cruz, cargó con tu quebrantamiento y tu culpa. Ahora, con el Kintsugi de su Palabra y del Espíritu Santo, te restaura y capacita para vivir en Su luz.

    Padre nuestro, gracias porque no enviaste a tu Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. Gracias porque el que en Él cree, no es condenado. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cuándo Dios transformó tu quebrantamiento en algo hermoso?
    * ¿Cuál es el nombre de una persona con la que puedes compartir hoy esta buena noticia?

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "Paz en tu propio idioma"


  • junio 6, 2025

  • Entonces aparecieron unas lenguas como de fuego, que se repartieron y fueron a posarse sobre cada uno de ellos. Todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu los llevaba a expresarse (Hechos 2:3-4).

    Hace más de 25 años, cuando recién llegué a los Estados Unidos, solo hablaba un poco de inglés. Me acababa de graduar de la secundaria en Panamá, y me inscribí en la universidad. Recuerdo un experimento social en una de mis clases. Nos pidieron que nos comunicáramos sin palabras. Lo más curioso fue lo que pasó después: cuando nos dieron permiso de hablar, comencé a hablar en español sin darme cuenta, aunque mis compañeros no entendían. Y es que el español resuena profundamente en mi corazón.

    Este domingo es el Día de Pentecostés, y recordamos que el Espíritu Santo da paz. Lo que viví aquel día en la universidad me hace pensar en lo que ocurrió en Pentecostés: el Espíritu Santo permitió que los discípulos hablaran en otros idiomas, de manera que todos los que estaban presentes escucharon el Evangelio en su propia lengua. Imagínate lo sorprendente que fue para ellos oír las maravillas de Dios en palabras que resonaban profundamente en sus corazones.

    Esto contrasta con lo que pasó en Babel, donde el pecado trajo confusión y división al imponer diferentes idiomas. Pero en Pentecostés, Dios revirtió esa confusión al unir a las personas bajo el mensaje de Cristo: un mensaje de perdón, salvación y paz.

    Y el Espíritu Santo actúa en ti para que el Evangelio fluya desde lo más profundo de tu ser, como parte de ti, como paz en tu propio idioma. Ahora puedes compartir esta noticia con alguien más.

    Padre nuestro, gracias porque enviaste a Jesús para romper las barreras del pecado y darnos paz contigo y con los demás. Así como el Espíritu Santo permitió que el Evangelio se entendiera en cada idioma en Pentecostés, ayúdame a compartir con claridad y amor la esperanza y salvación que tenemos en Cristo. En el nombre de Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cómo ha transformado tu vida saber que Cristo rompió las barreras del pecado y te dio paz?
    * ¿Cuál es el nombre de una persona con la que puedes compartir hoy esta buena noticia?

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "Criando adolescentes"


  • junio 5, 2025

  • Ustedes, los padres, no exasperen a sus hijos, sino edúquenlos en la disciplina y la instrucción del Señor (Efesios 6:4).

    Cuando me toca dormir lejos de casa me gusta dejar las cortinas de una ventana abierta en la noche para que entre algo de luz de la calle. Esa luz me guía para moverme con seguridad si necesito levantarme en la noche.

    Criar adolescentes es algo así. Sus vidas pueden estar llenas de incertidumbre y oscuridad, pero como padre, madre o persona de influencia, reflejas la luz de Jesús en sus vidas, esa luz que entra a través de la ventana de una buena relación abierta. La luz de Cristo reflejada en nuestra vida por medio de amor, paciencia y palabras de aliento son esa guía que les ayuda a no tropezar, cuando no están seguros hacia dónde ir.

    Piensa en esto: Dios nos llama a no apagar esa luz con la ira, la impaciencia o el autoritarismo. Eso lo único que logra es cerrar la ventana de la relación. En el contexto del pasaje de hoy, Pablo está hablándoles a padres en una sociedad donde los hijos eran muchas veces tratados como propiedad. Pero aquí, Pablo introduce una nueva perspectiva, inspirada por el ejemplo de Jesús: guiar a los hijos desde un lugar de amor, paciencia y misericordia.

    Tú tienes la oportunidad de mantener «ventanas abiertas» en la relación con la siguiente generación. ¿Cómo? Escuchándolos sin juzgar, disciplinándolos con empatía y reflejando la paciencia que Dios tiene contigo.

    Jesús, como la luz del mundo, nos mostró cómo es amar de verdad. Él se sacrificó por ti y por mí para restaurar nuestra relación con el Padre. Cristo mismo es la luz que nunca se apaga. Ahora puedes compartir el regalo de esta noticia con alguien más.

    Padre nuestro, ayúdanos a no exasperar a nuestros hijos o a las personas a quienes influenciamos, sino a educarlos en la disciplina y la instrucción de nuestro Señor Jesús. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Qué ventanas puedes abrir en tu relación con tus hijos?
    * ¿Cómo puedes mostrarles la luz de Cristo, incluso en momentos de frustración?

    El devocional de hoy va de la mano con el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, donde reflexionamos hoy sobre este tema.

    Diaconisa Noemí Guerra

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  • "Nacimiento en agua"


  • junio 4, 2025

  • Nos salvó, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador (Tito 3:5-6).

    La escritora de esta devoción nos dice: Nuestro hijo Aarón no nació en un hospital, sino en un centro de nacimiento lleno de mamás y bebés, sin enfermos ni medicamentos. Lo más increíble fue que nació en agua. Había un jacuzzi especial donde los bebés pasaban del agua del vientre de su madre directamente al agua del jacuzzi.

    Lo que más me impactó fue que la partera no lo sacó del agua de inmediato. Lo dejó bajo el agua por un momento porque seguía recibiendo oxígeno a través del cordón umbilical. Aarón estaba tranquilo, nadando en su ambiente natural inmediatamente después de haber nacido. El agua había sido su hogar, el lugar donde la vida fluía libremente. Pero cuando lo sacaron del agua, todo cambió. Fuera del agua, ya no podía moverse igual.

    La lectura de hoy nos recuerda que, en nuestro Bautismo, el Espíritu Santo obra para crear fe en Jesús, adoptándonos como hijos del Padre y convirtiéndonos en nuevas criaturas. Y no es algo que ganamos, sino un regalo de Dios por medio de Jesucristo.

    Tu Bautismo es el lavamiento de la regeneración y renovación del Espíritu Santo porque, en él, Dios te da nueva vida, te adopta como su hijo y te llama a vivir por el Espíritu.

    Ahora puedes estar tranquilo, nadando en tu ambiente natural del agua del Espíritu. Es tu hogar, el lugar donde tu vida fluye libremente. Y si te sales del agua de tu Bautismo alejándote de Dios, Jesús te busca, te perdona, y te rescata nuevamente.

    Ahora puedes compartir esta noticia con alguien más.

    Padre nuestro, gracias porque en Cristo nos salvaste, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por tu misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramaste en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Qué momento de tu vida te recuerda a estar en tu «ambiente natural» de gracia, como bebé nacido en agua?
    * ¿Con quién puedes compartir hoy esta noticia?

    Diaconisa Noemí Guerra

    © Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones

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