ALIMENTO DIARIO

  • "Un pecador malo"


  • agosto 18, 2008
  • No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Romanos 7:19No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Romanos 7:19


  • A pesar de no ser una virtud cristiana, hay quienes se deleitan cuando a alguien le va mal.

    Un periódico de Minneapolis publicó una historia sobre lo que sucedió en un cementerio de Lebanon, Indiana, donde una mujer de 36 años llamada Katherine se clavó una espada a sí misma.

    Resulta ser que Katherine es una bruja, seguidora de Wica. Junto con su grupo de brujas, estaban en el cementerio (que ya había cerrado), donde con velas, incienso, y una espada, estaban realizando una ceremonia de agradecimiento por haber tenido una racha de buena suerte.

    Al llegar a cierto punto en la ceremonia, Katherine debía clavar la espada en la tierra, pero calculó mal, y se la clavó en el pie, lo que, supongo, terminó de apuro la ceremonia de agradecimiento por tener buena suerte.

    Al leer la historia mi primer reacción fue de risa. Si hubiera estado allí, hubiera reaccionado distinto, pero no estaba allí, por lo que no pude evitar reírme, aunque sé que lo que hice no fue cristiano ni apropiado, por lo que lamento haberlo hecho.

    Esto demuestra que Pablo no fue el único que tenía problemas en hacer el bien que debía y continuar haciendo el mal que no debía. La verdad es que, si soy capaz de reírme de alguien que se clava una espada en su propio pie, necesito un salvador. Cada día hago cosas que no debo, por lo que cada día necesito el perdón que solamente el sacrificio y la resurrección del salvador Jesús puede darme.

    Quiero aclarar que no hubiera escrito todo esto si no creyera que usted es casi tan pecador como yo. Quizás usted no se haya reído ante el incidente de la espada en el pie, pero cada uno de nosotros tenemos nuestros momentos, nuestros momentos pecaminosos, momentos en los que necesitamos al Salvador.

    ORACIÓN: Querido Señor, no entiendo cómo pudiste sacrificar a tu Hijo por un pecador como yo, pero por ello te alabo y te doy gracias infinitas. Te pido que tu perdón me cubra cada día de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.