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ALIMENTO DIARIO
Cinco veces recibí... treinta y nueve azotes. Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. (He estado) en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 2 Corintios 11:24-26Cinco veces recibí... treinta y nueve azotes. Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. (He estado) en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 2 Corintios 11:24-26
En uno de mis viajes tuve la oportunidad de conversar con el conductor del autobús, quien me contó cómo había sido la entrevista para ese trabajo. Imagino que habrá agregado algunos detalles personales para hacerla más dramática. De acuerdo a su versión, dado que el trabajo requería que el futuro conductor tuviera que manejar por caminos de montaña, cada postulante tenía que responde a la pregunta: «¿Cuán cerca del precipicio puede manejar?»
El primer postulante dijo: «Si mantengo el volante bien bajo control, imagino que puedo llegar hasta 6 pulgadas».
El segundo, tratando de hacer alarde de su destreza, le ganó al primero achicando la distancia a solamente cuatro pulgadas.
El postulante que obtuvo el trabajo, y con quien yo estaba hablando, dijo: «No lo sé, porque trato de mantenerme lo más lejos posible que puedo del precipicio».
Sólo una minoría parece tener ese sentido de prudencia y sensatez. A la mayoría de las personas les gusta manejar lo más cerca que pueden del precipicio de las tentaciones que la vida les presenta. Quieren vivir la vida en el precipicio, aún si ello significa poner sus vidas y almas en peligro.
Es por eso que necesitamos un Salvador. Necesitamos un Salvador que nos arranque de al lado del precipicio y que nos rescate del peligro temporal y eterno. Para eso es que Jesús nació, vivió, sufrió, murió y resucitó.
Así es que ahora, al haber sido perdonados y ser hijos de Dios, somos alentados a mantenernos alejados del precipicio. Quizás haya quien diga: «Pero eso es aburrido».
¿De veras? Si usted piensa así, vuelva a leer el texto para esta devoción donde Pablo enumera todas las cosas «aburridas» que le sucedieron por causa del Evangelio. Fíjese en Pedro, Santiago, Juan, y millones más de seguidores de Jesús que han descubierto que el seguir a Cristo está lleno de sorpresas. Fíjese en los santos de la iglesia, y verá que ninguno de ellos jamás dijo que su vida en Jesús fue aburrida.
Le prometo que la suya tampoco lo será.
Y así también lo promete el Señor.
De una devoción escrita originalmente para «By the Way»
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, te doy gracias porque a través de tu sacrificio me rescataste del precipicio y del diablo. Te pido que, con el poder del Espíritu Santo, me ayudes a llevar una vida que te glorifique a ti. En tu nombre. Amén.