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ALIMENTO DIARIO
En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia. Efesios 1:7En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia. Efesios 1:7
Cincuenta mil millones de dólares es muchísimo dinero.
Según un artículo publicado la semana pasada en la página Web Bloomberg.com, Barack Obama, el Presidente electo de los Estados Unidos, está pidiéndole al Congreso que se les dé esa cantidad de dinero a General Motors, Ford, y Chrysler, las tres fábricas de autos más grandes del país, para rescatarlos de la difícil situación financiera en que se encuentran.
Seguramente esa medida tendrá muchas cosas a favor y muchas en contra, pero ese no es el tema de esta devoción.
Tampoco es el tema de esta devoción criticar al Presidente electo. Estoy seguro que se habrá rodeado de personas expertas en temas financieros que lo estarán aconsejando. Además, mis conocimientos de finanzas no me califican para ser crítico de nadie.
Pero no es necesario ser una calculadora humana para saber que cincuenta mil millones de dólares es muchísimo dinero para rescatar a alguien de sus problemas.
Aún así, no es nada comparado con lo que nuestro Padre estuvo dispuesto a pagar para que cada uno de nosotros pueda ser rescatado de nuestro estado pecaminoso. Sabiendo que estábamos perdidos y que por nuestra propia cuenta no podíamos cambiar nuestra situación, el Señor dijo que proveería el plan de rescate más grande de la historia.
Un plan de rescate que no sería dirigido a una industria específica o a un período de tiempo determinado, sino que habría de alcanzar a toda las personas de todos los tiempos.
Un plan de rescate que no requirió oro o plata, sino el sufrimiento y sacrificio de su propio Hijo. San Pablo dijo: «En él (Jesucristo) tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia.»
No sé cómo van a reaccionar las personas si el plan de rescate de Obama se hace realidad, pero sí sé, al igual que usted, cómo debemos responder al plan de rescate del Señor.
ORACIÓN: Querido Señor, te doy gracias por un rescate espiritual que no fue ni ganado ni merecido. Te pido que mi vida esté llena de acciones de gracias por la salvación que el sacrificio de tu Hijo me ha dado. En el nombre de Jesús. Amén.