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ALIMENTO DIARIO
¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:9ª y 11¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:9ª y 11
Hace apenas unos pocos días, Riley Ann Sawyers, de dos años, le dijo a su mamá: «Te quiero, mami». Cualquier madre que escuche esas palabras se siente halagada y conmovida. Pero no fue así con la mamá de Riley.
Riley había sido brutalmente golpeada por la madre y su novio, y poco después de decir esas palabras, murió. Después de poner su cuerpo en una bolsa y en un contenedor de plástico, lo llevaron a la playa para que el mar se lo llevara. En vida la pequeña Riley no fue amada, y en la muerte no fue llorada.
La vida de esa pequeña niña es una tragedia terrible. Pero para quienes hemos recibido gracia para comprender, la historia de Riley nos da una idea de lo que es la corrupción del pecado, y nos ayuda a entender mejor la clase de personas que Satanás quisiera que fuéramos todos nosotros.
En el mundo del diablo, aún las cosas que deberían ser totalmente puras e inocentes, como el amor de una madre a su pequeña, están corrompidas, retorcidas y degeneradas, más de lo que nos podemos imaginar.
Aún cuando ya no podemos hacer nada por Riley, y tampoco está en nuestras manos castigar a los causantes de ese acto tan atroz, es mi oración que, si alguno de ustedes en algún momento se encuentra ante una situación parecida, pueda hacer lo que es correcto. Por sobre todas las cosas, los aliento a recordar lo que escribió San Pablo: «… eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.»
Por el sacrificio del Salvador hemos sido rescatados del mundo que Riley conoció demasiado bien. La salvación del Señor es motivo de agradecimiento infinito. Somos bendecidos porque, como dice Dios en el Apocalipsis: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!» (Apocalipsis 21:9).
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, te doy gracias por haberme rescatado. Dame fuerza y poder para vencer a Satanás y al pecado, y amor para consolar a quienes sufren. En tu nombre. Amén.