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ALIMENTO DIARIO
Pero cerca del amanecer [Jesús] fue hacia ellos caminando sobre las aguas, pues los vio remar con mucha dificultad porque tenían el viento en contra. Hizo el intento de pasar de largo pero ellos, al verlo caminar sobre las aguas, pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar, pues todos lo vieron y se asustaron. Pero él enseguida habló con ellos y les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» Al subir a la barca con ellos, el viento se calmó. Y ellos estaban muy asombrados (Marcos 6:48-51).Pero cerca del amanecer [Jesús] fue hacia ellos caminando sobre las aguas, pues los vio remar con mucha dificultad porque tenían el viento en contra. Hizo el intento de pasar de largo pero ellos, al verlo caminar sobre las aguas, pensaron que era un fantasma y comenzaron a gritar, pues todos lo vieron y se asustaron. Pero él enseguida habló con ellos y les dijo: «¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» Al subir a la barca con ellos, el viento se calmó. Y ellos estaban muy asombrados (Marcos 6:48-51).
Casi todos alguna vez hemos sentido miedo. El miedo es una de las emociones que aqueja al hombre tras su caída en el pecado. Y se ha convertido en algo tan normal, que los científicos la consideran como una emoción básica, es decir, una emoción con la cual todos tenemos que lidiar. Tanto niños como adultos sufrimos el miedo al abandono, el miedo a las tormentas y el miedo a la oscuridad, por nombrar algunos. Estos miedos fueron exactamente los mismos que enfrentaron los discípulos de Jesús cuando intentaron cruzar el lago rumbo a Betsaida.
Jesús les había pedido a sus discípulos que se adelantaran y cruzaran el lago mientras él despedía a la multitud. Un gesto noble, ya que habían estado trabajando arduamente y estaban agotados. Sin embargo, ese viaje que debía servirles como descanso pronto se convirtió en uno de los más pesados de sus vidas ya que remaban con dificultad porque tenían el viento en contra.
Al darse cuenta de que sus discípulos se encontraban en problemas, Jesús decidió acercarse a ellos caminando sobre el agua. Al verlo los discípulos se asustaron, pues pensaron que era un fantasma. Pero Jesús les dice: «¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» Y en ese momento el viento se calmó.
Cuando nos toque pasar por momentos de temor, recordemos que no estamos solos: Jesús va con nosotros por este mar que llamamos vida, guiándonos hacia la vida eterna.
Querido Jesús, acompáñame siempre y ayúdame a confiar en ti en medio de los temores y las tormentas de la vida. Amén.
Para reflexionar:
*¿Cuál es tu mayor temor?
*¿De qué manera puede Jesús ayudarte a superarlo
Cristian Morales
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