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ALIMENTO DIARIO
¿Entonces, qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! ¿Acaso no saben ustedes que, si se someten a alguien para obedecerlo como esclavos, se hacen esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia?... Y una vez liberados del pecado llegaron a ser siervos de la justicia... pero como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la santificación, cuya meta final es la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor (Romanos 6:15-16, 18, 22-23)¿Entonces, qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera! ¿Acaso no saben ustedes que, si se someten a alguien para obedecerlo como esclavos, se hacen esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia?... Y una vez liberados del pecado llegaron a ser siervos de la justicia... pero como ya han sido liberados del pecado y hechos siervos de Dios, el provecho que obtienen es la santificación, cuya meta final es la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor (Romanos 6:15-16, 18, 22-23)
Hay mucha gente que piensa que la libertad es el derecho más importante que tenemos como seres humanos. Pero cuando lo pensamos detenidamente, hoy no hay nadie que haya sido siempre libre espiritualmente.
Antes todos estábamos atrapados por el pecado y destinados a la muerte. Pero Jesús llegó y se sacrificó en la cruz, ¡dio su vida por nosotros! Y luego resucitó. Todo lo hizo para liberarnos del pecado y darnos la oportunidad de servir a Dios. Ahora, sólo cuando somos siervos de Dios y su justicia, paradójicamente, es cuando experimentamos la verdadera libertad para ser quienes Él nos creó.
Señor, ayúdanos a no pecar deliberadamente porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia ¡De ninguna manera! Gracias porque nos liberaste del pecado y somos ahora siervos de la justicia. Y como ya hemos sido liberados del pecado y hechos siervos tuyos, recibimos la santificación, cuya meta final es la vida eterna. Gracias porque, aunque la paga del pecado es muerte, tu dádiva es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Cómo puedes ejercer hoy tu servicio a la justicia de Dios?
* ¿Con quién puedes compartir hoy el regalo de la libertad para servir a Dios?
Diaconisa Noemí Guerra
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