ALIMENTO DIARIO

  • "Hallando lo que se había perdido"


  • junio 22, 2009
  • O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido." Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente. Lucas 15:8-10O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido." Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente. Lucas 15:8-10


  • Annat ama mucho a su madre, y así es como debe ser.

    Queriendo demostrar su amor, Annat se levantó temprano un domingo por la mañana para conseguir una buena oferta y poder comprar un colchón para regalarle de sorpresa a su madre. Después de comprarlo lo llevó a la casa de su madre, lo arrastró como pudo escaleras arriba, lo colocó en la cama, y se deshizo del colchón viejo.

    De más está decir que fue un hermoso acto de amor… excepto que hubo un pequeño problema. Por muchos años, la madre de Annat había usado el viejo colchón como banco donde guardaba su dinero en efectivo… ¡cerca de un millón de dólares! Un millón de dólares que ahora se encontraba en algún lugar del basurero de la ciudad.

    Como se imaginarán, Annat y su mamá, junto con un grupo de voluntarios, han ido al basurero de la ciudad para tratar de localizar ese colchón. Y me imagino que, al igual que la mujer en la parábola que contó Jesús, seguirán buscando hasta encontrar lo que han perdido.

    Lo cual nos lleva al tema de la devoción de hoy, que no es acerca de colchones o dinero perdidos, sino acerca de las personas que están perdidas espiritualmente y necesitan ser encontradas. Más específicamente, esas personas que están cerca suyo, esas personas a quienes usted conoce y quiere mucho, esas personas que, por diferentes motivos, creen que no necesitan al Salvador.

    Esto es lo que propongo: que las decenas de miles de personas que leen estos devocionales unamos nuestros corazones y nuestras oraciones, y presentemos ante el Señor a todos nuestros seres queridos que están perdidos.

    Así pues, en la oración que sigue, sustituya el nombre de su moneda perdida, su colchón perdido, esa persona que usted ama y que está perdida. Tome un momento extra para pensar en esa persona o personas… y sepa que miles de miles de hermanos en la fe están haciendo lo mismo.

    ORACIÓN: Amantísimo Señor Jesús, que viniste a este mundo a dar tu vida para salvar a los pecadores, traigo ante tu presencia la vida de NOMBRE, a quien amo y estimo. Él/ella está perdido/a y necesita ser encontrado/a. Junto con mis hermanos en la fe te pido que el Espíritu Santo toque su corazón, para que junto con los ángeles en el cielo podamos alegrarnos por el perdido que ha sido encontrado. En tu nombre lo ruego. Amén.