ALIMENTO DIARIO

  • "Despedida"


  • agosto 22, 2009
  • Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:8Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Romanos 14:8


  • Hace unos días fui al funeral de una señora que era muy especial para mí. Había sido cristiana no sólo de nombre, sino también en la forma en que vivió su vida.

    Aparentemente, fue muy especial para muchos, pues la funeraria estaba literalmente repleta con plantas y flores, y hubo una procesión de personas que esperó su turno para despedirse de ella, y darle sus condolencias a la familia.

    Nada de lo antes mencionado hace el funeral memorable. Pero, en medio de un muy buen mensaje, el pastor dijo una frase que es digna de ser repetida. Él dijo: «Ella vino a este mundo llorando, mientras todos los que estaban a su alrededor sonreían; ahora se fue de este mundo sonriendo, mientras todos los que están a su alrededor lloran.»

    Sé que no es la primera vez que alguien dice esa frase, pero el momento en que fue usada, fue sumamente apropiado.

    Esto me hizo pensar en qué será lo que van a decir de mí cuando yo me vaya. ¿Será que quienes queden llorarán de tristeza, o estarán más que complacidos con mi partida?

    Cualquiera sea la respuesta, en realidad la única opinión que va a contar y las únicas palabras que verdaderamente van a importar, van a ser las que salgan de la boca del Señor, pues:

    q Él me ha amado por más tiempo que nadie más.
    q A través de su Hijo, el Salvador, él ha invertido más en mi que nadie más.
    q Él ha demostrado que le importa mi destino eterno.

    ¿Qué se dirá de nosotros cuando estemos frente a frente con el Salvador? Oro para que todos nosotros podamos oírle decir… «Vengan, ustedes que han sido aprobados por mi Padre; reciban el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.»

    ORACIÓN: Amado Padre celestial, se acerca el día en que dejaré a mis seres queridos. Para muchos es un pensamiento atemorizante, pero para mí, gracias a Jesús, mi muerte será causa de júbilo, pues estaré frente a mi Salvador, mi hermano, mi amigo. Amén.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»