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ALIMENTO DIARIO

  • "El Señor ve"


  • agosto 24, 2009
  • No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. El SEÑOR es quien te cuida, el SEÑOR es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El SEÑOR te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El SEÑOR te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre. Salmos 121:3-8No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel. El SEÑOR es quien te cuida, el SEÑOR es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El SEÑOR te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El SEÑOR te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre. Salmos 121:3-8


  • La colisión de un helicóptero y una avioneta cuando sobrevolaban el río Hudson, en la ciudad de Nueva York, fue grabada en video por un turista italiano… que estaba estrenando su nueva cámara. Estas palabras son repetidas por los noticieros al retransmitir las trágicas imágenes del accidente que costó nueve vidas.

    Lo que no fue grabado en video es el controlador de vuelos que, en vez de estar cumpliendo con su trabajo, estaba hablando por teléfono acerca de un gato muerto, ni tampoco el supervisor, que no se encontraba en el edificio, aún cuando eso es lo que exige la ley.

    La FAA ha dicho que «no considera que dichas acciones contribuyeran al accidente…», pero también ha agregado que «esa clase de conducta es inaceptable.»

    Todos los que viajamos, sea por aire, tierra, tren, o de cualquier forma, esperamos que, quienes son responsables por nuestro arribo seguro a destino, desempeñen su labor en forma constante y eficaz.

    Eso es lo que quisiéramos, pero no ocurre así, pues no existe nadie, ni siquiera el más dedicado de los individuos, que se desempeñe todo el tiempo sin cometer ningún error. Somos humanos, y como tales nos distraemos, nos cansamos, nos olvidamos, y fallamos.

    Nuestros defectos no hacen más que resaltar la perfección de la obra completa de nuestro Salvador, quien, mientras ministraba en la tierra, puso toda su atención en hacer las cosas del Padre. ¿Qué cosas? Nada más ni nada menos que salvar nuestras almas.

    Entrega absoluta… esa fue la característica de Jesús. A través de su vida él fue malentendido, rechazado, odiado, burlado, difamado, escupido, flagelado y asesinado. Satanás le puso tentaciones ante las cuales cualquier hombre o mujer hubiera claudicado.

    Pero aun así Jesús se mantuvo firme, y gracias a que así lo hizo y a que nunca se distrajo, todos los que creemos en él somos perdonados y recibimos el regalo de la vida eterna junto a él en el cielo.

    ORACIÓN: Amado señor Jesús, gracias por dar tu vida por nosotros. Ayúdanos a estar siempre agradecidos. En tu nombre. Amén.