PARA EL CAMINO

  • El siervo triunfante

  • abril 5, 2020
  • Rev. Carlos Velazquez
  • © 2025 Cristo Para Todas Las Naciones
  • TEXTO: Filipenses 2:5-11

  • Hoy es Domingo de Ramos, día en que se celebra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de hosannas y alabanzas. Jesús entra montado en un burro humilde y modesto, pero con el poder de Dios para obtener la salvación para el mundo. ¿Qué clase de Señor y Salvador es éste?

  • Este domingo es Domingo de Ramos, día en que las iglesias cristianas en todo el mundo celebran la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de hosannas y alabanzas. Jesús entra montado en un burro humilde y modesto, pero con el poder de Dios para obtener la salvación para el mundo. Entra como el Mesías, como el Ungido que viene para cumplir la voluntad de Dios Padre para la humanidad. Entra en medio de ovaciones y hosannas… que apenas unos pocos días después se convertirán en gritos de condena y rechazo que lo llevarán a la cruz.

    En los Estados Unidos, el primero de abril se celebra el Día de los Inocentes, día en que se tiene por costumbre hacer bromas a los amigos, a los maestros, a los compañeros de trabajo, etc. Me pregunto si en algún momento de esos días que hoy conocemos como ‘Semana Santa’, los discípulos de Jesús habrán sentido que les habían jugado una broma. Pensemos un poco: el Domingo de Ramos, con toda su alegría y esplendor, de pronto da paso al dolor increíble del Viernes Santo; las ovaciones de ese domingo muy rápidamente son sustituidas por burlas a los pies de la cruz.

    No me cabe duda que los discípulos deben haber pasado por un sinfín de emociones: del júbilo a la desesperación… del gozo de la victoria al miedo de la derrota. ¿Será que les estaban jugando la mayor broma de todos los tiempos? ¿O será que Dios estaba ofreciendo el regalo más inigualable y amplio de gracia, paz, amor y perdón para todo el mundo? El apóstol Pablo dice claramente que esto no es un mensaje ni un acontecimiento del Día de los Inocentes, sino un llamado a la fe para hoy y por la eternidad. De hecho, en la Palabra de Dios podemos ver que todos esos acontecimientos fueron parte del plan de Dios. ¡Dios mismo se volvió siervo para que la vida verdadera y la salvación pudieran ser compartidas con un mundo atascado en el pecado y la muerte!

    «Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo», dice el texto elegido para hoy.

    Muchas veces me pregunto por qué las personas se niegan a creer en Jesucristo. Él es tan maravilloso, que realmente me sorprende que no vean su amor y su perdón inigualables. Pero tal vez les sucede lo mismo que a mí. Porque yo, como muchos cristianos, me he acostumbrado tanto a su historia y a los acontecimientos de esta semana, que a veces no veo lo increíbles e inigualables que son. Decir que a la salvación la encontramos en una cruz es algo así como decir que el Salvador fue electrocutado en una silla eléctrica. ¿Cantarle ‘hosannas’ a alguien que va montado en un burro? ¿Qué victoria ha logrado para que yo lo siga? ¿Qué clase de Señor y Salvador es éste? A veces estamos tan acostumbrados a las respuestas increíbles a estas preguntas, que olvidamos cuán inigualables son en todo el mundo.

    Una vez leí una novela en la cual se mostraba un amor similar. Se trataba de un joven que, al llegar al hogar de un príncipe, lo confunde con un hotel y comienza a darle órdenes a la hija del príncipe como si fuera una camarera. La joven, por su parte, no quería avergonzarlo porque deseaba ganar su amor, por lo cual permitió que el joven la tratara de esa manera. En otras palabras, ella se rebajó, o se humilló, para poder conquistarlo.

    Algunos quizás piensen que esa clase de amor es como una broma del Día de los Inocentes. Después de todo, ¿quién se rebaja para conquistar? De la misma manera, muchos pueden pensar que el mensaje de Jesús, su cruz y su resurrección, son una cruel broma de Dios para el Día de los Inocentes porque, ¿a quién se le ocurre servir para salvar? Sin embargo, la Biblia dice que este mensaje es la salvación de Dios, el rescate de Dios de la realidad del pecado, la muerte y la condenación eterna de este mundo.

    Algunas de las bromas que nos hacen en el Día de los Inocentes realmente pueden herirnos, porque despiertan nuestra esperanza sólo para luego hacerla trizas, y exacerban nuestras emociones para luego hacernos sentir todo el peso de nuestra tonta respuesta.

    En la edición de abril de 1985 de la revista Deportes Ilustrados se informaba que un nuevo debutante jugaría para el equipo de béisbol de los Mets de Nueva York. Se decía que este novato, aparentemente entrenado por monjes budistas, podía lanzar la bola a 270 km/h con increíble precisión. Supuestamente, ese jugador era distinto a cualquier otro pitcher que jamás hubiera existido… ¡y los Mets lo habían comprado! Los buenos tiempos habían vuelto para el equipo. Se podrán imaginar que los hinchas de los Mets no cabían en sí de alegría… ¡hasta que se enteraron que todo eso no era más que una broma por el Día de los Inocentes!

    Las preguntas que nos hacemos este Domingo de Ramos son: ¿cuáles son los mensajes que tiran por tierra las esperanzas de la humanidad?, y ¿cuál es el mensaje que puede hacerlas realidad? ¿Qué pasaría si te dijera que toda la valentía del mundo no es más que una broma del Día de los Inocentes, y que la humilde victoria de Dios en la cruz es lo único real de todo? ¿Me creerías? ¿Qué pasaría si te dijera que toda la sabiduría, el poder y la fortaleza del mundo no son nada comparados con ese rey humilde llamado Jesús que hace los preparativos finales para enfrentar valientemente por ti la ira justa de Dios por tus pecados y tu rebelión? ¿Qué pasaría si te dijera que Jesús sigue amándonos y estando presente entre nosotros en medio de esta dolorosa pandemia mundial que parece nunca acabar? ¿Me creerías?

    Antes de contestar, fijémonos bien en quién es Jesús. Jesús no es un líder sediento de poder, sino que es el Rey del Domingo de Ramos. La Biblia nos dice que él es un rey que sirve desde la creación. Dios nos creó para que tuviéramos una relación con él, como sus hijos e hijas preciosos. ¡Y cuando esa relación se rompió, él prometió hacer todo lo necesario dentro de su justicia y misericordia para restaurar ese vínculo contigo y conmigo! Aquí vemos la unicidad del amor constante y concreto de Dios para con el mundo a través de su Hijo Jesús.

    «Cristo Jesús… se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo…se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte… por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo.» Con estas palabras, Pablo nos demuestra la pasión y el amor de Dios por su mundo.

    Es claro que hoy ese amor nos parece extraño. Pero lo que en realidad están distorsionadas son nuestras opiniones del amor y del éxito. De hecho, si quieres una broma para el Día de los Inocentes, fíjate cómo ve al amor el mundo de hoy. ¿Hay algo peor que la concepción pasajera de las relaciones de pareja, o que el menosprecio del matrimonio, la familia y el sacrificio por los demás?

    El amor verdadero entró a Jerusalén ese Domingo de Ramos montado en un burro. Jesús tenía tanto carisma como para crear un movimiento político capaz de derrocar hasta al mismo César, y tanto poder como para haber podido llegar a los puestos que muchos de nosotros codiciamos. Sin embargo, no hizo nada de eso. Al contrario, marchó hacia la victoria sobre un humilde asno, un simple animal de servicio. Jesús marchó hacia la victoria sirviendo a aquéllos que muy pronto habrían de exigir su crucifixión. Marchó hacia la victoria en una cruz, donde recibió el castigo supremo por tus pecados y los míos.

    De eso se trata el amor verdadero. Ese es el amor que se da gratuitamente. Ese es el amor de Dios. Y ese es el amor que vemos expresándose y ofreciéndose hoy a todo aquél que esté dispuesto a recibirlo. Por ello es que, cuando mires a Jesús, recuerda que él no sólo nos enseña a amar, sino que también es el amor en acción por y para nosotros.

    «Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.»

    Míralo detenidamente pero, además, cree en él, pon tu confianza en él y vive tu vida para su gloria, sirviendo a otros como él te sirve a ti. Porque, en última instancia, este texto nos llama a la acción: «Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús», nos dice Pablo. Este es un llamado a vivir con fe en él y en servicio a los demás. Entonces, ¿confiarás en este Jesús? ¿Lo dejarás ser el Rey y Salvador de tu vida?

    Hoy te invito a que permitas que él sea tu Salvador y Rey, y recibas así el don que Cristo te da por su gran misericordia. ¡No seas como la multitud del Domingo de Ramos que, por conveniencia, cambió la verdadera realeza espiritual por un caótico poder humano! Tú, en cambio, reconoce que eres hijo del Rey. ¿Por qué? Porque de otra forma, no puedes servir en su nombre. La vida que Dios quiere dar a otros a través de ti, primero te la tiene que dar a ti. ¿Qué vida? La vida que nace del amor misericordioso de Dios, y que fluye del nombre de Jesucristo, el siervo exaltado que murió y resucitó para que tú vivas eternamente.

    Suyo es el nombre que perdurará. Pablo dice: «Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre». Suyo es el nombre que da verdadera identidad y propósito en la vida. Suyo es el nombre que, derramado sobre nosotros en el Santo Bautismo, hace que su vida y su poder sean ahora nuestros también por fe, para poder servir a los demás como él nos sirve a nosotros.

    Una vez, cuando era joven, fui a buscar trabajo en una planta de la empresa Ford. Luego de parar en el estacionamiento me dirigí hacia el Departamento de Recursos Humanos. Cuando llegué, me encontré en una gran sala de espera donde había alrededor de 20 a 30 personas. No sabía bien si debía sentarme y esperar mi turno, o si debía presentarme a alguien. Después de unos minutos tomé coraje y me dirigí a una señora que parecía estar a cargo. Le dije que era hijo de Larry Seltz y que estaba allí por un trabajo. Ella me miró, y dijo: «Ah, eres hijo de Larry. Ven. Ya tenemos listos tus papeles». En menos de una hora, ya tenía empleo.

    La reputación de mi padre me había ayudado a conseguir trabajo. Su nombre me había dado acceso. De la misma manera, para acceder al poder eterno no hay ningún otro nombre como el de Jesús. Deja que él sea tu Rey, y recibe todo lo que él ha hecho y ganado por ti. En él tú eres heredero del Dios eterno, tienes la paz que sobrepasa todo entendimiento y disfrutas del gozo del Espíritu como tu fortaleza. Y en él también puedes poner en acción sus bendiciones. Entonces, piensa como él, deja que este Jesús sea tu Salvador y tu Rey, y así podrás servir a los demás en su nombre.

    El servicio tiene que ver con la autoridad. ¿A quién sirves? ¿A quién sigues? Como cristianos que somos, seguimos a Cristo confiando en su Palabra, y buscamos reflejar su amor a otros en nuestras vidas. Somos pecadores perdonados que diariamente asumimos el reto de tener el mismo sentir y pensar que él tiene. No somos perfectos, pero sabemos que él sí lo es. Este reto diario se expresa de diferentes formas, pero cada una nos da la oportunidad de poner el «pensar de Cristo» en acción en nuestras vidas.

    Los acontecimientos de la vida del ex Juez William Bontrager sirven como ilustración. Su historia está entretejida con la de Harry Palmer, un veterano de la guerra de Vietnam que se convirtió al cristianismo en 1977, mientras estaba en la cárcel esperando ser sentenciado por una serie de robos a viviendas. El suyo era un delito menor pero, como era la «tercera vez», en el estado de Indiana le correspondía una sentencia obligatoria de 10 a 20 años. (El estado ya había reconocido la severidad de esa ley, que fue cambiada 18 días después de su arresto.)

    El juez, quien también se había convertido al cristianismo un año antes, revisó cuidadosamente el caso de Palmer. Al hacerlo, se dio cuenta que la sentencia obligatoria de 10 años en vez de rehabilitarlo lo iba a destruir, por lo que la declaró inconstitucional y a Palmer lo sentenció a un año en la penitenciaría estatal y, después de la liberación, a reembolsar a quienes les había robado y prestar servicio comunitario. Y Palmer así lo hizo. Mientras estuvo en la cárcel fue un prisionero modelo, y luego de salir en libertad se reunió con su esposa y su familia, y comenzó a pagar a sus víctimas. El caso parecía haber quedado cerrado, siendo un modelo de justicia, restitución y restauración.

    Sin embargo, la Corte Suprema de Indiana afirmó que el Juez se había equivocado, ¡y le ordenaron enviar a Palmer nuevamente a prisión, por nueve años más! Palmer fue llevado al Centro Correccional, el Juez fue declarado en desacato, multado con $500 dólares y sentenciado a 30 días en prisión. Si bien la sentencia terminó suspendiéndose, ya habían comenzado los procedimientos para destituirlo del tribunal. Pero, para evitar que su propio caso pusiera en peligro la apelación de Palmer para ser liberado, el Juez renunció.

    Meses después, varias partes interesadas buscaron al ex Juez. ¿Dónde lo encontraron? En la celda con Palmer, orando y estudiando la Biblia. Cuando le preguntaron qué estaba haciendo allí, les dijo: «Supongo que aquí es donde yo debí haber estado todo el tiempo».

    Un mundo que está construido sobre la auto glorificación, necesita un Salvador que entre a Jerusalén en un burro y no en un carruaje; que entre a nuestros corazones como siervo y no como señor feudal… Y necesita un pueblo que tenga su mismo sentir: que sirva y no que espere ser servido; ¡que luche y trabaje por la justicia, la misericordia, la sabiduría y el servicio en el nombre de Cristo!

    ¡Qué gran Dios tenemos! Un Dios que estuvo dispuesto a dejar su trono de poder para abrirnos un camino de vida y salvación, un camino por el cual vayamos al hogar que él mismo nos ha preparado a través de la vida y obra de Jesús.

    Hoy te invito a que abras tu corazón al Señor y comiences a vivir la vida que él te ofrece, teniendo el mismo sentir que él tuvo. Recuerda: Jesucristo fue un Mesías siervo, un rey humilde, y esto no es una broma del Día de los Inocentes, sino un llamado a la fe en el siervo triunfante para tener vida hoy y siempre… una vida triunfante y eterna de bendición para muchos.

    ¡Hosanna al Hijo de David, tu Salvador, tu Rey, tu siervo triunfante!

    Si de alguna manera podemos ayudarte a emprender el camino de la vida triunfante, comunícate con nosotros en Cristo Para Todas Las Naciones. ¡Amén!