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ALIMENTO DIARIO
...el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe (Mateo 19:5b-6a LBLA).
Yo veo al matrimonio como dos ríos que se unen para formar uno solo. Cuando sus aguas se mezclan, ya no pueden separarse ni seguir su propio curso por separado; ahora fluyen juntas como un solo río, más fuerte y completo. Así es cuando Dios nos une en matrimonio: nos convertimos en «una sola carne». Aunque éramos independientes antes, ahora nuestras vidas están entrelazadas de una manera tan profunda que ya no podemos ser separados sin causar daño. Esa es la belleza y la seriedad de la unión que Dios crea.
Y es que la pareja es creación de Dios. Es nuestro privilegio y responsabilidad proteger esta unión sagrada y cultivarla con amor, respeto y compromiso. En el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, reflexionamos hoy sobre este tema.
En la lectura de hoy, los fariseos querían saber si era permitido separarse de un cónyuge por cualquier motivo. Jesús no solo responde a la cuestión del divorcio, sino que reafirma el propósito original de Dios para el matrimonio.
Pero el matrimonio, como dos ríos que se unen, no siempre fluye suavemente. A veces, hay obstáculos. Pero recordemos que cada conflicto, como las piedras en el río, es una oportunidad para fortalecer esa unión y hacerla más sólida. Cuando abordas los problemas con empatía, comunicación abierta y compromiso mutuo, esos obstáculos que podrían parecer peligrosos pueden, en realidad, convertirse en oportunidades para crecer más unidos. Al final, el río fluye más fuerte porque ha enfrentado esas dificultades juntos, como una sola carne.
Y así, con la ayuda de Dios, cada desafío que superes en tu matrimonio te conecta más profundamente con tu pareja, reflejando el diseño original de Dios para esta unión sagrada.
Padre nuestro, gracias por unirnos en matrimonio y por habernos dado a Cristo, quien nos amó y entregó su vida por nosotros, para que, como esos ríos que se unen en uno solo, podamos reflejar tu amor y gracia en nuestras vidas. Amén.
Para reflexionar:
* ¿En qué momentos has sentido que solo a través de la gracia y el perdón de Jesús pudiste superar un conflicto?
* ¿Cómo ha cambiado tu manera de enfrentar los desafíos en tu relación sabiendo que Cristo te ha perdonado y sigue capacitándote cada día?
Diaconisa Noemí Guerra
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