ALIMENTO DIARIO

  • "Oración"


  • septiembre 5, 2010
  • Escucha, oh Dios, mi oración; presta oído a las palabras de mi boca. Salmo 54:2Escucha, oh Dios, mi oración; presta oído a las palabras de mi boca. Salmo 54:2


  • Algunas veces los padres no saben si deben sentirse orgullosos o avergonzados de sus hijos.

    Permítanme contarles la historia que nos envió uno de nuestros lectores. Su familia había sido invitada a comer por unos vecinos. Cuando todos estaban sentados a la mesa y la comida fue servida, el más pequeño, algo confundido, preguntó: «¿No oran antes de comer?» El anfitrión, algo avergonzado gruñó: «No, no lo hacemos». El niño calló por un instante, y luego dijo: «Usted es como mi perro, empieza enseguida».

    Reconozco que demasiadas veces he sido como el perro de ese niño: olvidé hablar con Dios y empecé enseguida.

    Al ir de vacaciones, al empezar un nuevo proyecto, o al comenzar el día. No tiene caso, soy como el perro. No debería ser, mi vida es muy corta, y mi juicio muy pobre para ser tan tonto.

    Necesito la ayuda de Dios, por lo que de ahora en adelante se la voy a pedir. Al enviar a su Hijo para salvarme, el Señor ha demostrado que me considera más que un perro. Es mejor que empiece a actuar debidamente, y usted también.

    ORACIÓN: Padre celestial, gracias por el amor que nos demuestras constantemente. Ayúdanos a recordar hablar contigo y compartir ese amor con otros. En el nombre de Jesús. Amén.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»