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ALIMENTO DIARIO
[El Padre] … también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados (Colosenses 1:13-14).
Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es un miembro con una función particular. (1 Corintios 12:27).
Porque ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, y se aferran a la tradición de los hombres» …También les dijo: «¡Qué bien invalidan ustedes el mandamiento de Dios, para mantener su propia tradición! (Marcos 7:8a-9).
El que perdona el pecado, busca afecto; el que lo divulga, aleja al amigo (Proverbios 17:9).
Como está escrito: «Las cosas que ningún ojo vio, ni ningún oído escuchó, ni han penetrado en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman.» Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo examina todo, aun las profundidades de Dios. Porque ¿quién de entre los hombres puede saber las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así mismo, nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios (1 Corintios 2:9-11).
Entonces Jesús le dijo: «Un hombre ofreció un gran banquete, e invitó a muchos. A la hora del banquete envió a su siervo a decir a los invitados: «Vengan, que la mesa ya está servida.» Pero todos ellos comenzaron a disculparse. … Entonces el dueño de la casa … le dijo a su siervo: «Ve enseguida por las plazas y por las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos» (Lucas 14:16-18a, 21b).
Si te escondes de ellos, se desconciertan; si les retiras su espíritu, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu espíritu, vuelven a la vida, y así renuevas la faz de la tierra (Salmo 104:29-30).
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.» Los judíos discutían entre sí, y decían: «¿Y cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Si no comen la carne del Hijo del Hombre, y beben su sangre, no tienen vida en ustedes… El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él (Juan 6:51-53, 56).
Pero el Señor le dijo: «No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón» (1 Samuel 16:7).
Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6).