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ALIMENTO DIARIO
Porque al que se le da mucho, también se le exigirá mucho; y al que se le confía mucho, se le pedirá más todavía (Lucas 12:48b).
Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1).
Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes. Amén (2 Corintios 13:14).
Honren en su corazón a Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes (1 Pedro 3:15).
Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma (Marcos 4:37-39).
No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos (Gálatas 6:9).
Aunque todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay tampoco aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque no hay ovejas en los rediles ni vacas en los corrales, 18 yo me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación! (Habacuc 3:17-18).
Porque la promesa dada a Abrahán y a su descendencia en cuanto a que recibiría el mundo como herencia, no le fue dada por la ley sino por la justicia que se basa en la fe (Romanos 4:13).
»No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su siervo ni a su esclava, ni su buey ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo» (Éxodo 20:17).
Jesús dijo también: «El reino de Dios es como cuando un hombre arroja semilla sobre la tierra: ya sea que él duerma o esté despierto, de día y de noche la semilla brota y crece, sin que él sepa cómo. Y es que la tierra da fruto por sí misma: primero sale una hierba, luego la espiga, y después el grano se llena en la espiga» (Marcos 4:26-28).