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ALIMENTO DIARIO
Dijo entonces el Señor: ‘Ellos serán para mí un tesoro muy especial. Cuando llegue el día en que yo actúe, los perdonaré, como perdona un padre al hijo que le sirve’ (Malaquías 3:17).
Señor, bendice a los que hacen el bien, a los que son de recto corazón. Pero castiga, Señor, a los que se apartan de ti; ¡recházalos junto con los malhechores! (Salmo 125: 4-5a).
«Los que confían en el Señor son semejantes al monte Sión, que jamás se mueve, que siempre está en su lugar» (Salmo 125:1).
«Así como la tierra produce sus renuevos, y así como el huerto hace que brote su semilla, así Dios el Señor hará brotar la justicia y la alabanza a los ojos de todas las naciones» (Isaías 61:11).
Yo me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación! Tú, Señor eres mi Dios y fortaleza (Habacuc 3:18-19a)
Señor, he oído hablar de tus hechos, y saberlo me llena de temor. Vuelve a actuar, Señor, en estos tiempos; date a conocer en nuestros días, y si te enojas, recuerda que eres compasivo (Habacuc 3:2-3).
La visión va a tardar todavía algún tiempo, pero su cumplimiento se acerca, y no dejará de cumplirse. Aunque tarde, espera a que llegue, porque vendrá sin falta. No tarda ya (Habacuc 2:3).
El SEÑOR Todopoderoso responde: «Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen». (Malaquías 3:1 NVI)
Y habrá de día un cobertizo para dar sombra ante el calor abrasador, y para refugio y protección de la tormenta y del aguacero (Isaías 4:6 RVA-2015).
Señor, nuestra esperanza reposa en el camino de tu justicia; son tu nombre y tu memoria el mayor deseo de nuestra alma. Por las noches te desea mi alma, y mientras haya en mí un hálito de vida, te buscaré por la mañana porque, cuando tú emites un juicio, los que habitan este mundo aprenden a hacer justicia (Isaías 26:8-9).