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ALIMENTO DIARIO
Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Romanos 6:23
¡Hazme justicia, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía; líbrame de gente mentirosa y perversa. Salmos 43:1
Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Lucas 2:10-11
Yo soy el pan de vida -declaró Jesús-. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Juan 6:35
El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡Pero gracias a Dios, quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!. 1 Corintios 15:56-57.
Dios ha dicho: «Nunca te dejaré ni te abandonaré.» Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?» Hebreos 13: 5b, 6.
El Señor levanta del suelo al pobre, y saca del lugar más bajo al necesitado para sentarlo entre gente importante, entre la gente importante de su pueblo. Salmos 113:7 (DHH)
Usted ha emitido un decreto ordenando… que todo el que no se incline ante la estatua ni la adore será arrojado a un horno en llamas. Pero hay algunos judíos, a quienes Su Majestad ha puesto al frente de la provincia de Babilonia, que no acatan sus órdenes. No adoran a los dioses de Su Majestad ni a la estatua de oro que mandó erigir. Daniel 3:10ss
«Pero para evitar que este asunto siga divulgándose entre la gente, vamos a amenazarlos para que no vuelvan a hablar de ese nombre a nadie.» Los llamaron y les ordenaron terminantemente que dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús. Hechos 4:17-18
Esos israelitas hicieron lo que ofende al Señor y adoraron a los ídolos de Baal. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses -dioses de los pueblos que los rodeaban-, y los adoraron, provocando así la ira del Señor. Jueces 2:11-12