ALIMENTO DIARIO

  • "Amaneceres"


  • agosto 2, 2008
  • Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. Salmos 113:3Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. Salmos 113:3


  • Conozco muchas personas que encuentran muy placenteros los días largos y soleados del verano.

    Pedro el Grande de Rusia también los encontraba placenteros. Refiriéndose a la salida del sol, dijo que sería tonto que las personas no se levantaran a tiempo cada mañana para contemplar uno de los más gloriosos paisajes en el universo. Lo expresó así: «Se deleitan mirando una pintura, obra insignificante de un mortal, pero no dan importancia a la obra pintada por la mano del mismísimo Dios».

    Algunas mañanas de verano me levanto temprano para poder ver la salida del sol, y he llegado a la conclusión que el Zar tenía razón. Aparte de una puesta de sol espectacular, no hay muchas más cosas en este mundo que se puedan comparar con ese magnífico esplendor.

    En realidad, sólo puedo pensar en un espectáculo que puede deleitar aún más a toda la humanidad: el amanecer del día en que Jesús se levantó de la tumba.

    Imagínese yendo a la tumba a despedirse de un Rabí muerto, y encontrarse en cambio con una tumba vacía porque no pudo contener al Redentor viviente. ¡Qué espectáculo glorioso debe haber sido!

    Un espectáculo que, al igual que los amaneceres diarios, no pudo ser obra de un mortal, por más talentoso que éste fuera.

    Sólo la mano del mismísimo Dios pudo ser responsable de ese maravilloso día que cambió nuestras vidas y nuestras eternidades.

    Por la gracia de Dios, disfrute y viva en la belleza y magnificencia de estos esplendorosos amaneceres.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»

    ORACIÓN: Querido Dios, gracias por enviar a tu Hijo a morir por mis pecados. Porque él resucitó de la tumba y conquistó la muerte, puedo hoy alegrarme en tu promesa de vida eterna para todos los que confiamos en ti. En su nombre. Amén.