ALIMENTO DIARIO

  • "Anhelos"


  • julio 5, 2011
  • Señor de los ejércitos, ¡cuán grato es habitar en tu templo! ¡Mi alma anhela ardientemente estar, Señor, en tus atrios! ¡A ti, Dios de la vida, elevan su canto mi corazón y todo mi ser! Salmo 84:1-2Señor de los ejércitos, ¡cuán grato es habitar en tu templo! ¡Mi alma anhela ardientemente estar, Señor, en tus atrios! ¡A ti, Dios de la vida, elevan su canto mi corazón y todo mi ser! Salmo 84:1-2


  • No es común que el fiscal del condado de Hurón, Michigan, presente cargos contra un niño de 7 años. Pero esta vez fue diferente.

    Hace unas semanas, tuvo que acusar a un niño de utilizar ilegalmente un vehículo. En este caso, el «vehículo» era el automóvil de la familia que el niño manejó a más de 75 km por hora durante 35 kilómetros, hasta que la policía logró pararlo.

    Los policías dijeron que, cuando abrieron el auto, el niño, que vive con su mamá y su padrastro, estaba llorando y decía que quería ir a la casa de su papá.

    Tanto añoraba ir con su papá, que el fiscal quiso asegurarse que todo estaba bien en la casa donde vivía. De ahí que presentó los cargos.

    Es indiscutible que lo que el niño hizo estuvo mal y fue una tontería que puso en peligro tanto su vida, como la de otras personas. Pero todo eso lo hizo porque tenía un deseo sobrecogedor de ver y estar con su padre.

    Se me ocurre que el salmista estaba describiendo el mismo tipo de relación con el Señor cuando escribió el texto de más arriba. Me pregunto cuántas personas realmente anhelan ardientemente estar en la presencia del Señor… lamentablemente, probablemente no sean muchas.

    Y aunque seguramente sean muchas las razones para ello, una de las mayores es que la mayoría nunca se detienen a pensar en todo lo que el Señor ha hecho por ellos: el amor con que el Padre ama incluso a los pecadores desobedientes; el sacrificio del Salvador sellado con su sangre que paga el precio por nuestros pecados; el llamado paciente y el aliento constante del Espíritu Santo… todas estas son señales obvias de la inmensa gracia de Dios.

    Cada día Dios nos muestra, en diversas formas, la intensidad de su cuidado y su amor. Al mismo tiempo, a través de las dificultades, los dolores, los desafíos, las seducciones, el mundo trata de nublar y cubrir su gracia para que no la veamos y así nuestras almas no anhelen el amor de dios.

    Es por ello que, a través de estas devociones, le animo a que haga una pausa y vea si, al igual que el niño de nuestra historia, usted también anhela estar con su Padre, con el Salvador, y con el Espíritu Santo de Dios. Si no tiene el anhelo de estar con quien le ama más que nadie, entonces es tiempo que medite sobre todo lo que él le ha dado, sobre su fidelidad, y sus bendiciones.

    ORACIÓN: Señor, ayúdame a apreciar todo lo que has hecho para salvarme. Acepta mi gratitud y permite que ella aumente día a día. En el nombre de Jesús. Amén.

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