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ALIMENTO DIARIO
Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes. Filipenses 4:8-9Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes. Filipenses 4:8-9
¿Recuerda cómo se forman las estalactitas, una gota por vez? Sí, sé que es posible que viva en un lugar donde las estalactitas nunca se forman. Si es así, piense en el palacio de hielo del Dr. Zhivago.
Si el agua que forma la estalactita es pura, podemos deducir que la estalactita también estará limpia y será clara, por lo que relucirá brillantemente cuando el sol se abra camino a través de ella. En cambio, si el agua que sirve de fuente a la estalactita está sucia, la estalactita será grisácea y opaca, y su belleza se verá estropeada.
Con las personas sucede lo mismo. Si bien es cierto que a veces somos formados por las grandes decisiones y pruebas de la vida, la mayoría de las veces somos forjados como una estalactita: gota a gota, y por las cosas pequeñas de cada día. Si las cosas que nos rodean son impuras y contaminadas, nuestras vidas y nuestro testimonio del Salvador nunca serán claros y bellos como el Señor ha planificado para nosotros.
Por esto es que San Pablo animó a los creyentes en Filipo, y también a nosotros, a pensar en lo que es verdadero, respetable, justo, y puro. Él sabía que, si nos rodeamos de las virtudes del Señor y si constantemente pensamos acerca de la bondad y la gracia de Dios, tendremos la paz y la alegría en Jesús que el mundo no puede conocer ni entender.
Ciertamente, si evitamos el mal y pensamos en lo que es bueno, nuestras vidas mejorarán, y seremos testigos más puros de que Jesús dio su vida para nuestra salvación.
ORACIÓN: Querido Dios, crea en mí un corazón nuevo, un corazón limpio, un corazón agradecido. Ayúdame a evitar lo que sea malo, y a permanecer en todo lo que es bueno y viene de ti. Conviérteme en un reflejo evidente del amor y la gracia que he recibido por el sacrificio del Salvador. En el nombre de Jesús. Amén.