ALIMENTO DIARIO

  • "Caridad"


  • enero 12, 2010
  • Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto. 1 Juan 3:23Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto. 1 Juan 3:23


  • Una vez cada tanto, los cristianos conservadores (que son una buena parte de los lectores de estas devociones), reciben un halago.

    En un artículo escrito para avergonzar a los liberales con la intención de que sean más generosos, el escritor del New York Times Nicholas Kristoff, dijo: «cuando se trata de contribuciones individuales a obras de caridad, los liberales son «mezquinos», y «los más liberales seculares son los más tacaños de todos».

    En el lado opuesto están los religiosos conservadores, que no sólo contribuyen financieramente, sino también con su tiempo y sus dones. Haciendo referencia a un libro, Kristoff dice que los conservadores están más dispuestos a servir como voluntarios, y hasta llega a decir «si los liberales y los moderados donaran sangre tan a menudo como los conservadores, el suministro de sangre en este país aumentaría en un 45 por ciento».

    ¿Qué nos dice todo esto?

    Creo que, por lo menos en parte, muestra que muchos de los seguidores del Salvador han oído y tomado en serio la amonestación del apóstol Juan cuando dice «que nos amemos los unos a los otros, pues así [Dios] lo ha dispuesto».

    ¿Y cómo no habríamos de hacerlo después de haber sido bendecidos con fe en el Salvador, a quien Dios envió de pura gracia, para salvarnos? Jesús vivió en este mundo para rescatar a la humanidad de sí misma y de la esclavitud del pecado y del diablo. Gracias a su compromiso, que terminó en su muerte en la cruz, y su entierro en una tumba prestada, todos los que creen en él son perdonados y salvados.

    El Señor resucitado nos pide que amemos a nuestro prójimo. Al hacerlo no sólo le estamos dando gracias, sino que también damos testimonio del cambio que él trae a la vida de quienes lo reconocen como su Salvador.

    A todos ustedes, fieles seguidores del Salvador, permítanme decirles: «¡Felicitaciones!» Las obras de caridad, las ofrendas, y las donaciones que hacen en el nombre de Cristo no pasan desapercibidas.

    ORACIÓN: Querido Señor Jesús, a pesar de que éramos pecadores, tú viniste aquí para salvarnos, y en un acto supremo de amor y compasión te diste a ti mismo para que pudiéramos ser perdonados. Ayúdanos a reflejar ese amor y compasión hacia los demás. En tu nombre. Amén.