ALIMENTO DIARIO

  • "Confianza y gratitud"


  • enero 20, 2025
  • Aparta de mí la vanidad y la mentira, y no me des pobreza ni riquezas. Dame sólo el pan necesario, no sea que, una vez satisfecho, te niegue y diga: "¿Y quién es el Señor?" O que, por ser pobre, llegue yo a robar y ofenda el nombre de mi Dios (Proverbios 30:8-9).


  • La autora de esta devoción nos dice: a veces, la vida nos da sorpresas y desafíos. Pero esos momentos complicados también pueden enseñarnos algo importante: es necesario confiar en Dios para todo lo que necesitamos.

    Hace muchos años, mi esposo y yo nos quedamos sin trabajo y era época de regreso a clases. Nuestros hijos empezaron la escuela únicamente con útiles que una iglesia nos dio. Esto me enseñó a apreciar más cada año cuando sí puedo comprar todo lo que necesitan mis hijos y a dar gracias a Dios por la generosidad de los demás. Ahora que están en la universidad, todavía me llena de alegría poder ayudarles al inicio de cada año escolar.

    En la cuarta petición del Padrenuestro, «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy», oramos algo parecido a la lectura de hoy. Aquí Jesús nos enseña a confiar en Dios para nuestro sustento diario. Nos recuerda que es Él quien realmente nos provee todo lo que tenemos.

    Los momentos difíciles son inevitables. Pero nos fortalecen y nos enseñan a valorar lo que tenemos. A través de estas pruebas, aprendemos a depender más de Dios y a ver cuán esencial es Cristo en nuestras vidas. Él es nuestro verdadero sustento, no solo para nuestras necesidades físicas, sino también para nuestro bienestar espiritual.

    Así que, en cada estación de la vida, tanto en las pruebas como en las bendiciones, recordemos que Cristo está con nosotros, guiándonos y fortaleciendo nuestro corazón para vivir con gratitud y fe. Su presencia en nuestras vidas nos recuerda que cada desafío nos hace más fuertes y nos ayuda a valorar aún más los momentos de alegría.

    Padre nuestro, aparta de nosotros la vanidad y la mentira, y no nos des pobreza ni riquezas. Danos sólo el pan necesario, no sea que, una vez satisfechos, te neguemos y digamos: «¿Y quién es el Señor?» O que, por ser pobres, lleguemos a robar y ofendamos el nombre de nuestro Dios. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Qué podrías hacer para demostrar la generosidad de Dios en tu vida diaria, especialmente cuando enfrentas desafíos?
    * ¿Cómo puedes ayudar a otros a recibir el amor y la provisión de Cristo?

    Diaconisa Noemí Guerra


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