ALIMENTO DIARIO

  • "Cumpliendo las promesas"


  • abril 13, 2010
  • Si le haces una promesa al Señor tu Dios, no tardes en cumplirla, porque sin duda él demandará que se la cumplas; si no se la cumples, habrás cometido pecado. No serás culpable si evitas hacer una promesa. Pero, si por tu propia voluntad le haces una promesa al Señor tu Dios, cumple fielmente lo que le prometiste. Deuteronomio 23:21-23Si le haces una promesa al Señor tu Dios, no tardes en cumplirla, porque sin duda él demandará que se la cumplas; si no se la cumples, habrás cometido pecado. No serás culpable si evitas hacer una promesa. Pero, si por tu propia voluntad le haces una promesa al Señor tu Dios, cumple fielmente lo que le prometiste. Deuteronomio 23:21-23


  • Después de la Segunda Guerra Mundial, Albert Gubay fue dado de baja de la Marina Británica Real.

    Siendo devoto católico, Albert estaba agradecido de haber sobrevivido la guerra. Por otro lado, estaba entristecido por el hecho que todo lo que poseía eran 80 libras. Aun cuando una libra británica valía más en aquellos tiempos, no era suficiente como para ser considerado «rico.»

    Fue entonces que decidió hacer un pacto con Dios, diciéndole: ‘si me haces millonario, puedes tener la mitad de mi dinero’.

    Para hacerla corta, Dios lo hizo millonario… y luego multimillonario. ¿Qué pasó con su promesa? Albert prometió cumplir la promesa hecha a Dios, por lo que, cuando muera, la mitad de su dinero irá a obras de caridad elegidas por la Iglesia Católica y sus administradores.

    Cuando leí la historia me pregunté si Dios estaría sorprendido de ver que un pecador realmente hubiera decidido mantener su promesa. No quiero parecer difamador de la humanidad, pero nuestros records en esa materia no son muy alentadores.

    Si duda de mí, hable con su pastor. Pregúntele cuántas promesas hechas en el bautismo, en la confirmación y en el matrimonio, han sido olvidadas y quebrantadas. Es una señal de nuestra naturaleza pecadora que con gran facilidad podemos hacer promesas a Dios y el uno al otro, y con más facilidad aún podemos olvidar esas promesas.

    Damos gracias a Dios porque nuestras imperfecciones no lo detienen a él de mantener su promesa. Dios prometió enviar al mundo a un Salvador, y mantuvo su promesa en la persona y sacrificio de Jesús. Él prometió que todo el que cree en Jesús como su Redentor será perdonado y salvado, y es una promesa que ha mantenido decenas y cientos de millones de veces.

    Lo cual es tan sólo una de las razones por la que él es Dios y nosotros no… y por lo que podemos confiar absolutamente en él y las cosas que él nos dice en su Santa Palabra.

    ORACIÓN: Señor, te doy gracias porque tú cumples sin depender en mi fidelidad. Gracias por cumplir tus promesas de salvación para todas las personas en la persona de Jesucristo. En su nombre. Amén.