ALIMENTO DIARIO

  • "¿Dónde está Jesús?"


  • marzo 30, 2024
  • Sábado de Gloria

    José de Arimatea fue y con mucha osadía se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Este José era un miembro importante del tribunal, y también esperaba el reino de Dios... José fue y bajó de la cruz el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana que había comprado, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña. Luego, hizo rodar una piedra para sellar la entrada del sepulcro. Mientras tanto, María Magdalena y María la madre de José miraban dónde ponían el cuerpo (Marcos 15:43, 46-47).Sábado de Gloria

    José de Arimatea fue y con mucha osadía se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Este José era un miembro importante del tribunal, y también esperaba el reino de Dios... José fue y bajó de la cruz el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana que había comprado, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña. Luego, hizo rodar una piedra para sellar la entrada del sepulcro. Mientras tanto, María Magdalena y María la madre de José miraban dónde ponían el cuerpo (Marcos 15:43, 46-47).


  • Este es el momento más triste. Había que enterrar al muerto. Es lo que hacemos con los muertos, y los que hemos perdido seres queridos sabemos muy bien cuánto duele cerrar el cajón y sepultar al que no veremos más en esta vida. Todos hemos de morir, ya que nuestra muerte es el cumplimiento de la sentencia por nuestros pecados. Pero en el caso de Jesús, su muerte fue el cumplimiento de la profecía.

    Dios tenía preparado a José de Arimatea, quien junto a otro discípulo bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana nueva y lo puso en un sepulcro nuevo, dándole a su maestro lo mejor que pudo darle en ese momento. Algunas mujeres los acompañaron. Ellas vieron todo lo que estaba sucediendo, mientras el dolor les partía el alma. Pero fue bueno que hubieran visto todo. El domingo a la mañana ellas no tendrían que preguntarle a nadie ni buscar en el cementerio dónde podía estar Jesús. Aunque estaba muerto, sabían dónde encontrarlo.

    La profecía de la muerte del Salvador del mundo recorrió muchas páginas del Antiguo Testamento. El mismo Jesús anunció repetidamente su muerte a sus discípulos, pero ellos no lo quisieron creer. Nosotros tampoco queremos creer en lo que no nos gusta. Pero la muerte de Jesús fue el paso obligado para darnos a los creyentes la resurrección y la vida, y Dios no evita ningún dolor para traernos a la salvación.

    Gracias. Jesús, porque moriste para darme vida eterna. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Dónde buscas a Jesús?
    * ¿Con quién puedes compartirlo?

    Rev. Héctor Hoppe


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