ALIMENTO DIARIO

  • "El futuro"


  • octubre 2, 2010
  • Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2


  • Todos sabemos que el mundo está en un estado terrible. Hay mucha gente que siente lo mismo, quizá es por ello que ninguno de nosotros se sorprendería de escuchar a alguien, incluso a alguien famoso decir: «No me atrevería a casarme -el futuro es tan incierto».

    Quizá nos sorprenda saber que quien dijo esas palabras fue William Wilberforce, en 1801. Y él no ha sido el único con sentimientos de desesperanza. En 1806, William Pitt, de Inglaterra dijo: «No nos queda nada más que ruina y desesperación».

    Y aún no terminamos, también está Disraeli, uno de los más grandes hombres del estado inglés. Él fue citado por decir: «No hay esperanza en la industria, comercio y agricultura», algo muy deprimente para alguien que vivía en el año 1849.

    Al escuchar esas voces del pasado, quienes viven en este mundo caótico de hoy se sonríen.

    Nosotros pensamos: «Qué pintorescos, ellos no se daban cuenta que las cosas pueden, y en verdad se ponen, cada vez peor».

    Si usted se siente de esa forma, quiero que empiece a mirar hacia arriba. No porque yo lo diga, sino porque Dios lo dice. Él ha prometido, a través de la vida, sufrimiento, muerte y resurrección de su Hijo, que el mal no tendrá la última palabra en su vida.

    El mundo puede estar en caída, pero usted no tiene que estarlo.

    El Señor quiere ser su refugio y fortaleza. Él se ha ofrecido a ser una ayuda presente.

    Por lo que hoy y todos los días, le animo a descansar sus temores en él. Él sabe qué hacer con ellos y cómo manejarlos.

    ORACIÓN: Padre celestial, debido al pecado el mundo no es el más cordial de los lugares para vivir. En verdad, hay momentos en que nos descorazonamos. Protégenos para que no caigamos víctimas de las garras del diablo, y mantennos firmes en la fe. Dirígenos en los caminos que tienes reservados para nosotros. En el nombre de Jesús. Amén.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»

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