ALIMENTO DIARIO

  • "El lamento de Jesús por Jerusalén"


  • marzo 21, 2025
  • Ya cerca de la ciudad, Jesús lloró al verla, y dijo: «¡Ah, si por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos (Lucas 19:41-42).


  • Había llegado el momento. Jesús, montado en un humilde burrito, se acercaba a Jerusalén. La multitud lo recibió con alegría, agitando palmas y gritando a gran voz «bendito el que viene en el nombre del Señor». Era la entrada triunfal de su Rey, el Mesías esperado. Pero en medio de la celebración, algo en el corazón de Jesús se quebró.

    Sus discípulos, emocionados, acompañaban a su maestro. La gente saltaba de gozo, aclamándolo como el Salvador. Sin embargo, Jesús no podía unirse a la celebración. Al ver a lo lejos la ciudad de Jerusalén, comenzó a llorar.

    «¡Como quisiera que hoy tú, entre todos los pueblos, entendieras el mensaje de la paz!», susurró Jesús. Pero él sabía que la paz que traía no era la paz efímera de una victoria temporal. Era la paz eterna, la reconciliación con Dios. Sin embargo, Jerusalén estaba ciega. No veían más allá de la superficie, y no pudieron reconocer a Dios mismo que caminaba entre ellos.

    Pero Jesús sí veía más allá del momento presente. Veía los días oscuros que se avecinaban. La misma multitud que ahora lo aclamaba gritaría por su crucifixión. Uno de sus discípulos lo traicionaría, otro lo negaría tres veces. Los demás lo abandonarían.

    En medio de su llanto, Jesús oró. Oró por Jerusalén, por cada alma perdida, pidiendo que sus ojos se abrieran, que reconocieran que el Salvador del mundo había llegado. Pero el velo seguía cubriendo sus corazones.

    También nosotros hoy necesitamos mirar más allá de lo evidente y no quedarnos en la superficie de las cosas, sino buscar la verdad profunda. Porque Jesús sigue llamando a nuestras puertas, ofreciendo la paz que trasciende todo entendimiento.

    Querido Señor, abre nuestros ojos para que podamos ver a tu Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, que se entregó a la muerte por amor a nosotros. Amén.

    Para reflexionar:
    * ¿Cómo te sientes al imaginar a Jesús llorando por Jerusalén?
    * ¿En qué áreas de tu vida podrías estar ciego o insensible a la presencia de Dios?

    Sr. Cristian Morales


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