ALIMENTO DIARIO

  • "El mundo ha cambiado mucho"


  • junio 23, 2008
  • Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. No se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas. Hebreos 13:8-9aJesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. No se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas. Hebreos 13:8-9a


  • En la comedia musical «El Rey y Yo», el rey canta una canción llamada «Perplejidad». En ella, el rey dice: «Cuando era niño el mundo era un lugar mejor. Lo que era, era; lo que no era, no era. Ahora soy un hombre. El mundo ha cambiado mucho. Algunas cosas más, otras no tanto. Hay veces en que no estoy realmente seguro de lo que sé…»

    Entiendo la perplejidad del rey. La semana pasada la agencia de noticias AP publicó un artículo sobre cómo a quienes participaron de la ceremonia de graduación de la escuela Rock Hill en Columbia, Carolina del Sur, se les pidió que se «abstuvieran de aplaudir». Algunos no lo hicieron. Siete de ellos fueron arrestados por hacer mucho ruido al celebrar.

    Estoy seguro que la historia no termina ahí, pero ¿recuerda cuando se nos alentaba a celebrar los logros de nuestros niños y jóvenes?

    Es fácil entender la perplejidad del rey frente a los cambios del mundo.

    También la semana pasada la misma agencia de noticias publicó otra historia acerca de los cientos de parejas homosexuales que estaban solicitando licencias de matrimonio en California. Recuerdo cuando el matrimonio legal y espiritual estaba reservado para un hombre y una mujer que se comprometían mutuamente para el resto de sus vidas.

    Como dice la canción del rey: «El mundo ha cambiado mucho. Algunas cosas más, otras no tanto».

    Pero, a diferencia del rey que se encontró con que el mundo a su alrededor estaba cambiando y ya no quedaba nada seguro en qué confiar, hay algunas cosas que sé y de las cuales estoy seguro.

    El escritor de la carta a los Hebreos nos dice que podemos creer que Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y para siempre. El sacrificio que hizo con su vida, y la sangre que derramó en su muerte, nos limpian de nuestros pecados hoy así como lo hicieron antes y lo van a hacer para siempre. Por su sangre hemos sido perdonados y adoptados como hijos de Dios, y ahora formamos parte de la gran familia de la fe que no tiene fronteras.

    En un mundo que está en constante cambio, Jesucristo sigue siendo el mismo ayer, hoy, y por siempre.

    ORACIÓN: Querido Señor Jesús, te doy gracias por el mundo que me has dado, pero más gracias te doy por la seguridad de la salvación con que me has bendecido. Enséñame a compartir esta bendición con quienes aún no te conocen. En tu nombre. Amén.