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ALIMENTO DIARIO
También vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de cobre. "Les aseguro, dijo, que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento." Lucas 21:2-4También vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de cobre. "Les aseguro, dijo, que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento." Lucas 21:2-4
Yo conozco a esa mujer. O por lo menos conozco a algunos de sus descendientes.
Aunque nunca me fijé en lo que los miembros de mi iglesia ofrendaban, puedo recordar a la niña que dio toda su fortuna, 57 centavos, para ayudar con la construcción que nuestra iglesia estaba por emprender y que iba a costar varios millones de dólares.
Esos 57 centavos fueron probablemente los más valiosos que he visto en mi vida.
Aún así, en un nuevo libro titulado «Pasando la canasta: Por qué los cristianos norteamericanos no dan más dinero», el autor afirma que los cristianos no siempre son generosos en las ofrendas que dan a su iglesia.
Continúa diciendo que un 22% no da ni un centavo, y lista varias razones:
También menciona que hay excepciones. Los mormones, por ejemplo, son bastante generosos. Quizás se deba a que cada año tienen que reunirse con un obispo local quien les pregunta si han dado el diezmo, y si no lo han dado sufren ciertas consecuencias.
Dios ama a quienes dan con alegría, por lo que todos deberíamos tratar de ser así. Después de todo, la vida, muerte y resurrección del Salvador nos ha liberado de nuestros enemigos eternos, y de tener que realizar sacrificios por obligación.
Quizás sea por eso que creo que el pueblo de Dios quiere darle gracias a Dios. Estoy convencido que, habiendo visto la cruz y la tumba vacía, lo harán como una respuesta de su amor por él, pues esa es una de las formas en que amamos a quien nos amó primero.
ORACIÓN: Querido Padre, gracias por darme un Salvador que se sacrificó a sí mismo para liberarme de mis enemigos espirituales. Enséñame a responder a ese gran amor dando lo que tengo y lo que soy, para que muchos más entren en tu Reino. En el nombre de Jesús. Amén.