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ALIMENTO DIARIO
Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo. 1 Samuel 18:1bJonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo. 1 Samuel 18:1b
Dick Barr era mi amigo. Lo voy a extrañar.Lo conocí personalmente hace tres años, pero en realidad me encontré con él hace mucho más tiempo, mientras leía la Biblia. El padre espiritual de Dick fue Jonatán, el amigo del hombre que, eventualmente, se convertiría en el Rey David.
Le invito a que lea en la Biblia la historia de David y Jonatán. Jonatán tenía muy pocos defectos, y una característica muy especial: él amaba de verdad a sus amigos, a quienes se entregaba totalmente.
Eso fue lo mismo que hizo Dick Barr. Después de la muerte del Dr. Hoffmann, quien durante muchísimos años fuera el orador de nuestro programa radial «La Hora Luterana», en un viaje de pesca en Arkansas se me pidió a mí que tomara su lugar.
Esos viajes de pesca habían comenzado hacía más de 40 años, cuando el padre de Dick, que en ese entonces servía como Presidente de la Liga de Laicos Luterana, pensó que el orador de «La Hora Luterana» necesitaba tener un tiempo de descanso. Cuando el padre murió, sus hijos, incluyendo Dick, se encargaron de que el viaje anual de pesca continuara realizándose.
Como Jonatán en la Biblia, el ministerio de Dick y del resto de los Barr ha sido el de apoyar a los obreros profesionales del Señor.
A lo largo de mi ministerio he sido bendecido a través de muchos hombres y mujeres como él. Personas que, sin esperar ser reconocidas o aplaudidas, en el nombre de Jesús escuchan, oran, y apoyan a sus pastores en todo lo que les es posible.
Hace dos semanas, Dick y su esposa estaban de vacaciones en el Cabo San Lucas, Méjico. Mientras caminaban cerca de la playa, dos olas golpearon contra la costa y los arrastraron mar adentro. La esposa de Dick se salvó, pero Dick fue a reunirse con su Salvador.
Su sepelio fue el martes.
Creo firmemente que Dick, que dos veces había vencido el cáncer, hubiera querido que su inesperada muerte le dé a usted ánimo.
Él me haría decirle: «Viva la vida amando y apoyando a los demás en el nombre de Jesús. Quizás haya otras cosas en la vida que paguen mejor o que luzcan mejor a la vista de los hombres, pero eso es lo que Jesús nos ha pedido que hagamos. Viva su vida de tal manera que, cuando una ola venga y lo derribe, pueda mirar a los ojos al Salvador y decirle: Jesús, porque tú me amaste, en tu nombre amé a los demás».
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, aún siendo pecador tú me mostraste cuánto me quieres al vivir, morir y resucitar. Gracias a tu amor he sido rescatado del castigo y la condenación eterna, y con la ayuda de tu Espíritu Santo puedo amar a los demás así como tú me amas. Amén.