ALIMENTO DIARIO

  • "Enfrentando la realidad"


  • julio 19, 2008
  • Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:4-5Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:4-5


  • Dice la historia que hace varios siglos en China, un hombre se unió a la orquesta del emperador como flautista. Lamentablemente, no era capaz de tocar ni una nota en su flauta.

    Cada vez que la orquesta tocaba, él hacía como que también tocaba. Por este «trabajo» recibía un salario y vivía confortablemente. Todo marchaba bien hasta que un día el emperador pidió a cada músico que tocara un solo. En su desesperación, el flautista trató de tomar lecciones para aprender rápidamente a tocar la flauta, y hasta fingió estar enfermo, pero aún así le llegó su turno.

    El día en que tenía que ejecutar su solo, sintiéndose incapaz de enfrentar la realidad, el flautista se envenenó.

    Aún cuando probablemente nunca se nos ocurra hacer lo que hizo ese flautista, a todos nos pasa que en algún momento nos rehusamos a enfrentar ciertas realidades. Es que no es fácil aceptar la responsabilidad que nos corresponde por las cosas que hemos hecho mal.

    Y esa es justamente la razón por la cual necesitamos a Jesús. Quienes tienen a Jesús como Salvador de sus vidas, saben que él ha ocupado el lugar que les correspondía a ellos. Al cargar sobre sí nuestros pecados y el castigo que merecíamos por ellos, Jesús hizo frente por nosotros a nuestra más terrible realidad.

    Liberados de esa realidad, ahora podemos cantar alabanzas al Salvador que cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, y fue herido, molido y castigado por nosotros. Damos gracias a Jesús porque, por haber enfrentado nuestra realidad, vivimos en armonía con el Señor en el cielo.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»

    ORACIÓN: Querido Jesús, gracias por enfrentar mi realidad y por darme el regalo de la salvación. Gracias por darme la posibilidad de vivir sin miedo. Te pido que aceptes mi alabanza por todo lo que has hecho por mí, y que me ayudes a ser testigo de tu paz y de tu amor. En tu nombre. Amén.