ALIMENTO DIARIO

  • "Enredos"


  • julio 12, 2011
  • ¿Podrá alguien esconderse donde yo no pueda verlo? ¿Acaso no soy yo, el Señor, que llena el cielo y la tierra? Jeremías 23:24¿Podrá alguien esconderse donde yo no pueda verlo? ¿Acaso no soy yo, el Señor, que llena el cielo y la tierra? Jeremías 23:24


  • Ojalá lo hubiera dicho yo, pero en realidad fue Sir Walter Scott quien dijo: «O, qué enredos armamos cuando practicamos los engaños».

    Justin comprende muy bien lo que Sir Walter Scott quiso decir. No hace mucho, Justin, a quien le gustan mucho los automóviles, fue a hablar con un vendedor en una concesionaria. Le dijo que estaba pensando en cambiar su Mercedes por un Bentley muy especial, prácticamente hecho a medida, que costaba $100.000 dólares.

    El vendedor, al ver el Mercedes en que Justin había llegado, le permitió que fuera a dar una vuelta en el Bentley. Pero lo que debería haber sido una vuelta breve, se convirtió en una larga espera. Pasados más de diez minutos, durante los cuales Justin no apareció, el vendedor comenzó a preocuparse, y finalmente llamó a la policía.

    Hasta ahora, ni Justin ni el Bentley han aparecido. Por si le interesa saber, el Mercedes en que había llegado manejando, lo había robado de otra concesionaria.

    Si bien es cierto que Justin ha podido burlarse hasta ahora de ese vendedor y de la policía, también es cierto que no se puede burlar del Señor. En realidad, ninguno de nosotros puede burlarse del Señor. Veamos algunos ejemplos:

    • Adán y Eva trataron de esconder su mentira cuando se escondieron del Señor.
    • Caín trató de esconder la mentira del asesinato que había cometido, ocultando el cuerpo de su hermano.
    • David trató de esconder la mentira de su adulterio encubriéndolo con la muerte de un soldado.
    • Judas trató de esconder la mentira de su traición sentándose inocentemente en la Última Cena.

    Sí, es cierto que podemos tratar de esconder y encubrir lo malo que hacemos, pero el Señor fue muy claro cuando dijo: «¿Podrá alguien esconderse donde yo no pueda verlo? ¿Acaso no soy yo, el Señor, que llena el cielo y la tierra?».

    El Señor quiere que sepamos que él ve nuestro engaño. Más allá de lo avergonzados que estemos, o de cuánto nos esforcemos por tratar de ocultarlo, el Señor lo ve… pero él también quiere perdonarlo. El Señor envió a su Hijo al mundo para desenredarnos del engaño. Gracias a que Jesucristo tomó nuestro lugar bajo la Ley y resistió todas las tentaciones de Satanás, nuestros pecados son perdonados.

    Es por ello que ahora, a través de la fe en Jesús, nuestros enredos son desechos y podemos vivir dando gracias por nuestro perdón.

    ORACIÓN: Señor, te damos gracias porque, a pesar de nuestros engaños, tú Hijo vino al mundo para salvarnos. Ayúdanos a aferrarnos a la promesa de la resurrección de la muerte y la vida perdurables. En Jesucristo. Amén.

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