ALIMENTO DIARIO

  • "Esperando"


  • abril 15, 2010
  • Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana. Salmo 130:5-6Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana. Salmo 130:5-6


  • ¿Alguna vez se preguntó cuánto espera realmente el centinela la mañana?

    Es una buena pregunta. Probablemente la espere tanto como la persona que hace unos días encontró un portafolio en Nueva York con $80,000 dólares.

    Cumpliendo con la ley que dice que quien encuentra algo debe anunciarlo, esta persona puso un anuncio que decía: «Si usted puede describir el contenido del maletín, lo retornaré… si no, lo llevaré a la policía y, si nadie lo reclama, creo que podré quedármelo en forma legal».

    Esa clase de honestidad llama la atención. Sé que no debería ser así, pero es que $80,000 dólares es un montón de dinero.

    Pero volviendo al tema del centinela que espera la mañana.

    La persona que encontró el dinero estaba muy segura que nadie lo iba a reclamar, y que, luego de una corta espera, que sería rica. Pero no fue tan así. De acuerdo a las leyes del Estado de Nueva York, la policía debe retener el dinero por tres años y diez días antes de poder dárselo a quien lo encontró.

    ¡Tres años y diez días! Ese es un tiempo de espera muy largo. Me imagino que a los tres años y nueve días, esa persona va a estar realmente ansiosa por ese dinero.

    Esa es la forma en que nuestras almas deben sentirse con respecto al Señor quien, a través del sacrificio de su Hijo, nuestro Salvador, nos ha dado un regalo que no merecíamos. A través del sufrimiento, muerte y resurrección de Jesucristo, Dios nos ha otorgado fe, perdón, y vida eterna.

    Aún más… Él no puso ninguna ley que diga que debemos esperar diez días y tres años para recibir estas maravillosas bendiciones. Gracias al Espíritu Santo, los regalos de Dios están aquí ahora… y son nuestros.

    ORACIÓN: Señor, perdónanos por todas las veces que fallamos en darte gracias por las maravillosas bendiciones que nos has otorgado. Enséñanos a valorar todo lo que has hecho por nosotros, y a vivir cada día de nuestra vida en gratitud y amor. En el nombre de Jesús. Amén.