ALIMENTO DIARIO

  • "Hace mucho tiempo"


  • junio 15, 2009
  • ...tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 2 Corintios 11:25b-26...tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos. 2 Corintios 11:25b-26


  • Cuando San Pablo escribió a la iglesia en Corinto, podía recordar claramente su naufragio y el tiempo que estuvo a la deriva en el mar.

    Millvina Dean, quien murió la semana pasada, no tuvo tales recuerdos. Millvina, la última pasajera sobreviviente del Titanic, nunca pudo recordar el choque y el pánico, ni tampoco cuando fue puesta en un saco de correo y bajada hacia un bote salvavidas, mientras el transatlántico se hundía.

    No debe sorprendemos la incapacidad de Millvina de no poder recordar lo que sucedió esa terrible noche hace más de 96 años ya que, con sólo nueve semanas de vida, era la pasajera más pequeña a bordo de ese gran barco.

    Millvina tenía casi nueve años cuando su madre al fin le contó la historia del desastre. Recién entonces se enteró que su padre se había ahogado con los otros 1.500 pasajeros que murieron esa noche.

    Si bien hay diferencias entre los naufragios de San Pablo y de Millvina Dean, también hay una similitud: ambas personas fueron salvadas completa y totalmente por la acción de otra persona: Millvina fue salvada por manos desconocidas que la bajaron a la seguridad del bote salvavidas, mientras que Pablo, junto con el resto de nosotros, fue rescatado por la sangre derramada por el Salvador crucificado y resucitado.

    Gracias a que Jesús hizo lo que hizo dedicando su vida y su muerte a salvarnos, es que hemos sido perdonados en este mundo y recibido la promesa de un refugio con él en el cielo.

    Y así como Millvina estuvo agradecida toda su vida a esas manos desconocidas que la habían rescatado, es justo que nosotros alabemos a Jesús en todo momento por la salvación que nos regaló con su vida.

    ORACIÓN: Amado Salvador, te doy gracias porque por tu sufrimiento, pasión y muerte, he sido rescatado de la muerte y la condenación eterna. Ayúdame para que nunca olvide el sacrificio que hiciste en la cruz del Calvario por mí. En tu nombre. Amén.