ALIMENTO DIARIO

  • "Hoy está y mañana no"


  • noviembre 24, 2008
  • Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado. 2 Timoteo 1:13-14Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado. 2 Timoteo 1:13-14


  • Todos de vez en cuando perdemos alguna cosa: las llaves, la billetera, los anteojos. Pero la mayoría de las cosas que perdemos no se comparan con lo que perdió la Iglesia Ortodoxa de Rusia. Según un informe publicado la semana pasada, en el pueblo de Komarov se perdió una iglesia entera.

    Un sacerdote ortodoxo llamado Vitaly contó que la Iglesia de la Resurrección, que hasta el pasado mes de julio estaba allí, ya no está más.

    A decir verdad, la iglesia no estaba «perdida». Los líderes eclesiásticos sabían exactamente dónde había ido a parar.

    ¿Suena misterioso? En realidad no lo es. La iglesia, que había sido abandonada bajo el régimen comunista, iba a ser restaurada y reactivada. Para que eso sucediera, el pueblo de Komarov decidió desmantelarla totalmente, vendiendo los ladrillos a un comerciante local por 4 centavos cada uno.

    Lamentablemente, a nivel espiritual, ese tipo de cosas sucede todo el tiempo. Países enteros cuyos ciudadanos en un momento seguían al Salvador, han visto cómo sus doctrinas, su iglesia, y el mensaje de salvación que esta proclamaba, fueron dilapidados.

    En algunos casos se ha debido a los regímenes militares, en otros a que la historia del Salvador fue negada. De cualquier forma, la iglesia y las almas que deberían haber conocido al Salvador, se perdieron.

    Es por ello que debemos prestar atención a las palabras que el apóstol Pablo le escribe a Timoteo para darle aliento: «Con fe y amor en Cristo Jesús, sigue el ejemplo de la sana doctrina que de mí aprendiste. Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida la preciosa enseñanza que se te ha confiado».

    Si hacemos lo que Pablo nos alienta a hacer, nuestra iglesia, nuestro Señor, y nuestra fe, nunca se perderán. Por más que el edificio donde nos reunimos fuera destruido, mantendríamos nuestra fe, nuestra comunidad de hermanos en la fe, y nuestro Salvador resucitado.

    ORACIÓN: Querido Señor Jesús, envía tu Espíritu para que nunca me aparte de ti. Mantenme en la fe, concédeme un corazón arrepentido, un espíritu alegre, y una confianza creciente en ti. En tu nombre. Amén.