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ALIMENTO DIARIO
Los fariseos y los escribas comenzaron a murmurar, y decían «Éste recibe a los pecadores, y come con ellos» (Lucas 15:2).
El día de hoy encontramos un relato que nos muestra la interacción de Jesús con los fariseos y los maestros de la ley, quienes se sentían indignados por la forma en que Jesús se relacionaba con personas a quienes ellos consideraban «impuras». Pero ¿por qué tanta controversia?
Los fariseos y los maestros de la ley eran conocidos por su celo en cumplir la ley dada por Dios en el Antiguo Testamento. No solo seguían las normas básicas, sino que también evitaban cualquier situación o persona que pudiera «contaminarlos» y practicaban rituales de purificación para mantenerse limpios según las prescripciones legales. Sin embargo, en su búsqueda de pureza, a menudo perdían de vista el corazón de la ley. Olvidaban que la esencia de la ley no radicaba en el cumplimiento externo de normas, sino en amar a Dios y al prójimo.
En contraste, Jesús no se preocupaba tanto por las apariencias externas ni por las reglas meticulosas de pureza. Su enfoque estaba en algo más profundo, en la gracia y la misericordia de Dios. Es por ello que se arriesgaba a «contaminarse» al relacionarse con personas a quienes la sociedad consideraba impuras. Jesús tocaba a los afectados por la lepra, compartía momentos con pecadores y no se preocupaba por las restricciones impuestas por los fariseos. ¿Por qué? Porque su misión era diferente. Él vino para ofrecer salvación a los pecadores, para mostrarles que Dios los ama incondicionalmente.
En lugar de alejarse de los necesitados, Jesús se acercaba a ellos. Su amor trascendía las barreras religiosas y sociales. A través de sus acciones, enseñaba que la verdadera pureza no se encuentra en la observancia meticulosa de rituales, sino en el amor compasivo hacia los demás.
Amado Señor, en tu inmensidad y pureza no temes mancharte con mi fragilidad y pecado. Tu amor inquebrantable me envuelve y, en gratitud, anhelo compartir esa misma compasión con otros. Que mi vida sea un reflejo de tu sacrificio y amor. Amén.
Para reflexionar:
* ¿A qué personas te cuesta acercarte por temor a «contaminarte»?
* ¿De qué maneras puedes mostrarles el amor de Dios?
Sr. Cristian Morales
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