+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
No tengo plata ni oro, declaró Pedro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! Hechos 3:6No tengo plata ni oro, declaró Pedro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! Hechos 3:6
20 años atrás, Radi Kaiof era un paracaidista del ejército israelita.
20 añas atrás, Radi sufrió una caída que lo dejó paralizado. Los médicos estaban absolutamente seguros del pronóstico cuando le dijeron: «Nunca más va a volver a caminar».
Pero los médicos estaban equivocados… al menos en parte. Porque gracias a un invento llamado ReWalk, Radi ha vuelto a caminar.
Es difícil explicar lo que es un ReWalk, pero imagine algo así como un «traje» con soportes motorizados para las piernas, sensores para el cuerpo, una mochila, y una caja con los controles. A través de un control remoto, el usuario le comunica a la máquina lo quiere hacer: pararse, sentarse, caminar, trepar, o bajar las escaleras. Luego se inclina hacia delante, y las piernas robóticas se encargan del resto.
Su inventor dice: «Levanta a las personas de las sillas de ruedas, y les permite pararse… no se trata sólo de su salud, sino también de su dignidad».
Cuando leí esa historia la semana pasada, pensé: «¡Qué tiempos maravillosos estamos viviendo! Es cierto que el traje ReWalk no debe ser muy cómodo o práctico, pero quienes antes no podían caminar, ahora pueden. ¡Es un milagro!»
Entonces me di cuenta que ReWalk no era para nada un milagro.
ReWalk es algo maravilloso, sin lugar a dudas, una invención brillante que va a enriquecer las vidas de muchas personas. Pero, aún así, ReWalk no hace que los paralíticos dejen de ser paralíticos.
Los milagros son cosa de Dios. Él es el especialista en esa área. Jesús levantó al paralítico, y también lo hicieron Pedro y Juan en el texto de esta devoción. Qué hermosas palabras: «…lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!» Y el hombre se levantó y anduvo.
Con su sufrimiento, muerte y resurrección, Jesús nos dice a cada uno de nosotros: «Levántate de tus pecados y recibe el perdón. Deja atrás tu vida de lisiado, pues has sido restaurado».
Si está pensando: «¿Por qué, entonces, no me cura el cuerpo?», mi respuesta es: «Tenga paciencia; ya lo va a hacer. El tiempo de la gracia de Dios aún no ha terminado».
ORACIÓN: Querido Señor Jesús, gracias por curar mi alma del pecado y sus consecuencias. Dame fuerza y constancia para servirte con lo que soy y lo que tengo. En tu nombre. Amén.