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ALIMENTO DIARIO
El Señor te librará de todo mal; el Señor protegerá tu vida. El Señor te estará vigilando cuando salgas y cuando regreses, desde ahora y hasta siempre (Salmo 121:7-8).
No te culpo si cuestionas este salmo. Suena muy bueno para ser verdad, ¿no? ¿Librarnos de todo mal? ¿Proteger nuestra vida? ¿Quiere decir que jamás sufriremos ni moriremos?
En la séptima petición del Padrenuestro oramos: «Mas líbranos del mal». «Con esta petición rogamos que el Padre celestial nos libre de todo lo que pueda perjudicar nuestro cuerpo y nuestra alma, nuestros bienes y honra, y que, al fin, cuando llegue nuestra última hora, nos conceda un fin bienaventurado, y, por su gracia, nos lleve de este valle de lágrimas al cielo, para morar con Él».
Este salmo no promete que estarás libre de sufrimientos o muerte física. Lo que Dios te garantiza es que te protege de lo verdaderamente destructivo: el pecado, la condenación eterna y el poder del diablo.
La muerte física no es el fin. A través de lo que Cristo hizo por ti, tienes la seguridad de que, aunque pierdas la vida física, tu vida espiritual está segura en las manos de Dios. Él te protege de la muerte eterna y te garantiza la vida eterna a través de tu fe en Jesucristo.
Jesús mismo es la mayor manifestación de esta promesa de protección. Él vivió el mal, el sufrimiento y la muerte, pero triunfó sobre todo ello mediante su resurrección. A través de su sacrificio, te libra del mal último: el pecado y la condenación. Por eso, aunque puedas perder la vida física, esa pérdida no anula la promesa de Dios, porque en Cristo tienes vida eterna.
En otras palabras, este salmo no te garantiza que nunca enfrentarás la muerte física, pero sí te asegura que Dios te guarda para la vida eterna y te protege del mal más grande. Incluso en la muerte, estás bajo su cuidado y amor.
Padre nuestro, líbranos del mal y protege nuestra vida. Vigílanos cuando salgamos y cuando regresemos, desde ahora y hasta siempre. Amén.
Para reflexionar:
* ¿De qué manera te ha dado consuelo la certeza de que, a través de Cristo, tienes la promesa de vida eterna, aun cuando enfrentas pérdidas o incertidumbres?
* ¿Puedes recordar un momento en el que sentiste que Jesús te libró de un mal mayor, ayudándote a superar algo que parecía insuperable?
Diaconisa Noemí Guerra
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