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ALIMENTO DIARIO
Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Gálatas 4:4-5Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Gálatas 4:4-5
Hay devociones que son difíciles de escribir, y ésta es una de ellas.
Es difícil porque ni siquiera puedo llegar a comprender los sentimientos que deben pasar pasado por el corazón y la mente de las personas de las cuales voy a hablar.
Nuraini es una madre que vive en Indonesia. El mes pasado dejó a su hijo Ahri, de once años, en un orfanato en Yakarta. Entendámonos bien, Ahri no es un huérfano. Sus dos padres están vivos, pero tuvieron que dejarlo en manos de extraños porque no pueden mantenerlo. Aún cuando los dos padres trabajan, sólo ganan entre 2 y 3 dólares por día.
Una historia trágica.
Más trágico aún es que el 80% de los niños que se encuentran en estos orfanatos han sido dejados allí por sus padres.
Aún cuando trataba de convencerse a sí misma de que estaba haciendo lo correcto, el corazón de la madre de Ahri quedó destrozado. «No estoy abandonando a mi hijo», decía. El padre de Ahri trataba de mantener la compostura diciendo: «Si mi hijo se puede adaptar, estoy contento… aquí el ambiente es tranquilo y pacífico». Cuando se separaron, la abuela de Ahri abrazó al niño y le susurró al oído: «Sé fuerte. Lamento mucho que tengas que irte.»
Hay muchas cosas en la historia de Ahri que son dolorosas. Casi todos pasamos por dificultades financieras, y probablemente conozcamos personas que sufren profundas necesidades, pero la mayoría de nosotros no hemos conocido a alguien viviendo en condiciones tan desesperantes que no tiene más remedio que desprenderse de uno de sus hijos.
Un padre teniendo que desprenderse de su hijo. ‘Dios envió a su Hijo… para rescatar a los que estaban bajo la ley… a fin de que fuéramos adoptados como hijos.’
Los padres de Ahri se desprendieron de él porque creyeron que era para su bien. Nuestro Padre celestial dio a su único Hijo porque sabía que era para nuestro bien. Los padres de Ahri pensaron que sus acciones le darían una vida mejor. Nuestro Padre celestial sabía que estaba enviando a su Hijo a la muerte. Si el amor y el sacrificio de los padres de Ahri nos conmueve… mucho más debería conmovernos el amor del Padre que permitió que su Hijo sufriera y muriera por nosotros.
La historia de Ahri me recuerda una vez más que Dios nos regala una gracia que va más allá de toda comprensión.
ORACIÓN: Querido Padre celestial, te agradezco infinitamente por amarme con un amor que no puedo comprender, y por hacer un sacrificio del que muy pocas veces me acuerdo. Haz que de mi corazón salgan alabanzas a ti y a tu Hijo por hacer lo que era necesario para que yo pudiera ser adoptado en tu familia. En el nombre de Jesús. Amén.