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ALIMENTO DIARIO
Puesto que hablo con quienes conocen la ley, les pregunto: ¿Acaso ignoran, hermanos, que la ley ejerce poder sobre alguien mientras esa persona vive? Así también ustedes, hermanos míos, por medio del cuerpo de Cristo han muerto a la ley, para pertenecer a otro, al que resucitó de los muertos, a fin de que demos fruto para Dios. Porque mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas estimuladas por la ley actuaban en nuestros miembros y producían frutos que llevan a la muerte. Pero ahora que hemos muerto a su dominio, estamos libres de la ley, y de ese modo podemos servir en la vida nueva del Espíritu y no bajo el viejo régimen de la letra (Romanos 7:1, 4-6).Puesto que hablo con quienes conocen la ley, les pregunto: ¿Acaso ignoran, hermanos, que la ley ejerce poder sobre alguien mientras esa persona vive? Así también ustedes, hermanos míos, por medio del cuerpo de Cristo han muerto a la ley, para pertenecer a otro, al que resucitó de los muertos, a fin de que demos fruto para Dios. Porque mientras vivíamos en la carne, las pasiones pecaminosas estimuladas por la ley actuaban en nuestros miembros y producían frutos que llevan a la muerte. Pero ahora que hemos muerto a su dominio, estamos libres de la ley, y de ese modo podemos servir en la vida nueva del Espíritu y no bajo el viejo régimen de la letra (Romanos 7:1, 4-6).
Un amigo de un conocido nuestro murió clínicamente por unos minutos, pero lo trajeron de nuevo a la vida. Aparentemente, este hombre reclamó su seguro de vida y gozó de ese dinero en vida porque había estado muerto unos minutos. No sé si sea cierta esa historia que nos contaron, pero me la recordó este pasaje.
La ley nos muestra claramente nuestra muerte en la naturaleza pecaminosa y también nos presenta el estándar de santidad de Dios, que resulta ser inalcanzable para nosotros.
Sin embargo, en Cristo, aunque estuvimos muertos, estamos vivos por él. Ahora somos muertos a la ley y vivos a su gracia. Es como si hubiéramos cobrado todo el dinero de nuestro seguro de vida al morir en nuestro Bautismo. Ahora podemos caminar en la vida renovada que el Espíritu nos ofrece. Es una oportunidad de vivir de acuerdo con los propósitos de Dios y disfrutar de todo lo que su salvación trae consigo.
Señor, gracias porque por medio del cuerpo de Cristo, en nuestro Bautismo, hemos muerto a la ley, para pertenecerle a él, a fin de que demos fruto para ti. Ahora podemos servir en la vida nueva del Espíritu y no bajo el viejo régimen de la letra. Ayúdanos a disfrutar los dones de nuestra nueva vida en ti. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué harías si llegaras a cobrar tu seguro de vida, en vida?
* ¿Con quién puedes compartir hoy la bendición de estar muertos a la ley y vivos en Cristo con el fin de dar frutos?
Diaconisa Noemí Guerra
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