ALIMENTO DIARIO

  • "Nunca es demasiado tarde"


  • julio 15, 2009
  • Éste es el día en que el SEÑOR actuó; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmos 118:24 ...yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Juan 10:10bÉste es el día en que el SEÑOR actuó; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmos 118:24 ...yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Juan 10:10b


  • Bill Fulton, de 78 años de edad, aún puede recordar bien los viejos tiempos. Y más ahora, cuando recuperó la billetera que había extraviado en el año 1946.

    Dicha billetera, junto con todo su contenido, fue descubierta por unos trabajadores que estaban removiendo las tribunas del gimnasio de una escuela, que habían sido construidas en 1936.

    Dentro de ella, Bill encontró la dirección de la casa donde vivía cuando era adolescente, la tarjeta de su bicicleta, su tarjeta de Seguro Social, y un popurrí de cosas como para exacerbar la memoria de cualquiera.

    Pero lo sorprendente del caso no fue que la billetera apareciera después de tantos años, sino todos los pensamientos que volvieron a la memoria de su dueño… el tiempo que estuvo en la Guerra de Corea… su servicio militar en Berlín… los años que pasó trabajando en un aserradero local.

    Bill resumió sus pensamientos diciendo: «¿Adónde se fue todo ese tiempo? Es difícil concebir que todo haya pasado tan rápido.»

    Coincidimos en ello, así como coincide el verso bíblico de esta devoción. Hoy, al igual que cada día, es un regalo de Dios; un regalo que puede ser usado o desperdiciado; un regalo que puede ser valorado o malgastado.

    El Señor quiere que lo disfrutemos y aprovechemos, y para asegurarse de que así sea, envió a su Hijo al mundo por nosotros. Jesús vino a este mundo a buscar y salvar lo que se había perdido (nosotros), y a traer luz a quienes están en la oscuridad. Él vivió, murió y resucitó para salvarnos de nuestros pecados, para asegurarnos la vida eterna, y para darnos vida en abundancia.

    Cuando reconocemos todas las bendiciones que Dios nos da cada día, podemos regocijarnos y alegrarnos en Él.

    ORACIÓN: Amado señor Jesús, gracias a que tú entregaste tus días, mis días son bendecidos, y puedo vivir mi vida en abundancia y alegría. Gracias a tu sacrificio, este día y cada día, me regocijaré y estaré contento. Amén.