ALIMENTO DIARIO

  • "Perdonados"


  • agosto 28, 2010
  • Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:5Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:5


  • La justicia es ciega, o al menos eso es lo que demuestra la estatua de la justicia con la venda en los ojos. Y es cierto, la justicia puede ser ciega, pero eso no significa que no tenga sentido del humor, o que no pueda ser creativa.

    No puedo evitar reír ante la sentencia que se le dio, hace varios años, a un arquitecto ruso. Este arquitecto había diseñado un edificio de apartamentos de doce pisos. El inmueble era, en su mayor parte, un edificio funcional y hermoso.

    Sin embargo, el arquitecto fue acusado de negligencia y llevado a corte. El cargo contra él era simple: había olvidado poner un elevador… o, intencionalmente, no había puesto uno. Después de ser declarado culpable, la corte le dio un castigo acorde con su crimen: vivir en un apartamento en un piso doce.

    En cuanto a nosotros, debemos estar inmensamente agradecidos porque Dios no nos da los castigos que nos corresponden por nuestros crímenes. Porque cada día usted y yo cometemos tantos pecados y hacemos tantas cosas equivocadas, que nos sería imposible acatar el veredicto.

    En vez de eso, Dios simplemente nos dice: «Todo está bien, tus pecados son perdonados». ¿Por qué? Porque en vez de darnos el castigo que merecemos, él envió a su Hijo para ser nuestro sustituto. En la persona de Jesús, el Señor garantizó el perdón a todos los que reconocen al Cristo como Señor y Salvador de sus vidas.

    Sin tener pecado, Jesús cargó con nuestros pecados; sin tener culpa, Jesús murió por nosotros. Y ahora, aquellos quienes son dados fe en el Cristo, están libres de castigo.

    Para tan especial Juez es apropiado que ofrezcamos nuestro agradecimiento y alabanza.

    ORACIÓN: Padre celestial, por darnos lo que no hemos ganado, y por no castigarnos por todo lo que hemos hecho mal, te estamos eternamente agradecidos. Danos fuerza para compartir y reflejar tu amor a otros. En el nombre de Jesús. Amén.

    De una devoción escrita originalmente para «By the Way»