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ALIMENTO DIARIO
Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:1-2).
¡La culpa, la culpa! Es esa emoción que nos consume y es devastadora. Nos hace sentir atrapados en un ciclo de remordimiento y auto recriminación. Cada error, cada fallo, se convierte en un peso que llevamos siempre con nosotros. La culpa nos susurra al oído, diciéndonos que no somos lo suficientemente buenos, que hemos fallado de nuevo y que no merecemos perdón. Nos aísla, nos quita la paz y nos roba la alegría de la vida.
¿Te has preguntado como yo alguna vez, «¿qué hago con esta culpa»? En el podcast de Cristo Para Todas Las Naciones, Sentido Latino, reflexionamos hoy sobre este tema.
Y es que la culpa puede ser muy destructiva. Nos impide vernos como Dios nos ve: como sus hijos amados y perdonados.
En Cristo, ya no hay condenación. No estamos destinados a vivir bajo ese peso, porque Jesús, mediante su sacrificio, nos ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Él llevó sobre sí nuestras culpas y nos ofreció su justicia.
La verdad es que no somos lo suficientemente buenos, hemos fallado una y otra vez y no merecemos perdón. Pero tenemos a Cristo. Él es suficientemente bueno, de hecho, es perfecto. Él no falla nunca y nos regala el perdón que compró para nosotros en la cruz.
Entonces, ¿qué hacemos con nuestra culpa? Jesús nos invita a dejarla en sus manos y a vivir en la libertad de su gracia. Nos invita a recordar nuestro Bautismo. Su perdón siempre está disponible, renovándonos y capacitándonos para seguir adelante.
Oremos: Padre nuestro, gracias porque no hay ninguna condenación para los que estamos unidos a Cristo Jesús. Ayúdanos a no andar conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Ayúdanos a vivir en la libertad de tu gracia. Amén.
Para reflexionar:
* ¿De qué formas puedes recordar y vivir diariamente la libertad de la gracia de Jesús, especialmente cuando la culpa te asedia?
* ¿Cómo puedes reflejar el amor y el perdón de Cristo en tus acciones hacia ti mismo y hacia los demás cuando te sientes atrapado por la culpa?
Diaconisa Noemí Guerra
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