"Revelación"

Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios... Salmos 40:3Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios... Salmos 40:3

Cada vez que grabo un mensaje que luego será transmitido por radio, me pregunto: «¿será que alguien lo va a escuchar?» Esa sólo es una de las muchas preguntas que normalmente me hago.

Aun cuando sé bien que los resultados son producto de la obra del Espíritu Santo, no puedo dejar de preguntarme si habrá alguien que disfrute del mensaje, o si todos los que lo escuchan se aburren con lo que digo.

Sí usted está entre los millones de personas aburridas que existen en el mundo, debe saber que una revista médica británica ha publicado un artículo sobre cómo dormir sin que nadie lo note. Estas fueron las instrucciones que dieron:

1. Ponga los brazos sobre la mesa, y descanse la cabeza sobre el trípode formado por su cuerpo y los brazos.
2. Sosténgase la cabeza con las manos y flexione ligeramente el cuello, para evitar roncar.
3. Los dedos deben estar extendidos sobre la cara y los ojos presionando la piel de la frente hacia arriba, lo que le dará una expresión de suma concentración.

Me pregunto si es por eso que las iglesias tienen asientos con respaldo en vez de bancos.

Lo cierto es que cada día nos encontramos con muchos mensajes que nos aburren. Comerciales, deportes, noticias, el informe del tráfico, hasta las cifras del mercado de valores puede ser aburrido. Pero el mensaje sobre las buenas nuevas de la salvación que Dios nos da, es diferente.

Cada día nosotros pecamos y cada día necesitamos el perdón que Jesús ganó para nosotros en la cruz y en su tumba vacía. La alegría de que nuestros pecados han sido perdonados es suficiente para vencer el aburrimiento.

Cristo ha resucitado y nos ha salvado. Por la gracia de Dios podemos continuar nuestras vidas diciendo: «Gracias, Señor.» Y gracias a las buenas nuevas de Dios, podemos también reflejar la luz de Jesús a aquellos cuyos corazones están hundidos en la oscuridad.

ORACION:Amado Padre celestial, gracias por enviar a tu Hijo a construir un puente entre tú y yo. Ayúdame a entender la inmensidad de su sacrificio, y la grandeza de la salvación que ha logrado para mí. En su nombre. Amén.