+1 800 972-5442 (en español)
+1 800 876-9880 (en inglés)
ALIMENTO DIARIO
Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: «A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; pero me seguirás después.» Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? ¡Por ti daré mi vida!» (Juan 13:36-37).
Pedro quiere seguir a Jesús. Adonde sea. Ya había experimentado el poder de Jesús caminando sobre el agua y calmando tormentas, había visto milagros extraordinarios. Pedro sabía que, si se enfermaba, Jesús lo podía sanar. Si se hundía en el lago, Jesús lo podía rescatar. Si tenía hambre, Jesús podía multiplicar panes y pescados. ¿Cuál era el problema? ¿No lo había llamado Jesús a seguirlo? Todavía resonaban en su oído las palabras que Jesús les dijo a él y a su hermano Andrés: «Síganme, y yo haré de ustedes pescadores de hombres» (Mateo 4:19).
En este momento, horas antes del arresto de Jesús, ni Pedro ni Andrés tenían idea de lo que significaba ir con Jesús a donde él iba a ir. Jesús fue a la cruz a dejarse sacrificar inocentemente por culpa de otros. Esos otros eran Pedro y todos nosotros, pecadores. Pedro no podía sacrificarse para pagar la culpa de su propio pecado, mucho menos del pecado ajeno. En todo caso, Pedro podría dar la vida por Jesús, pero no podría dar la vida para salvar a los pecadores.
La valentía de Pedro se derritió esa misma noche cuando, aún con maldiciones manifestó encolerizado de que él no conocía a Jesús. Solo Cristo puede ir a la cruz para ofrecer su vida, la vida de Dios mismo en su persona, para salvar a los pecadores. Y porque Cristo fue sin pecado, pudo ofrecer un sacrificio santo a beneficio de nosotros. Su sangre nos salpicó para purificarnos delante de Dios. Solo Dios pudo salvarnos.
Gracias, Padre, porque por el arrojo y la fidelidad de Cristo, nuestros pecados han sido perdonados. Amén.
Para reflexionar:
* ¿Qué significa para ti que Jesús te haya llamado a seguirle?
* Hoy no preguntamos: Señor, ¿a dónde vas?, sino que algunos preguntan: Señor, ¿dónde estás? ¿Sabes tú dónde encontrarlo? ¿Cómo responderías?
Rev. Héctor Hoppe
© Copyright 2025 Cristo Para Todas Las Naciones