ALIMENTO DIARIO

  • "Somos reyes"


  • noviembre 19, 2008
  • Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. Apocalipsis 1:5-6Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. Apocalipsis 1:5-6


  • El Príncipe Carlos de Gran Bretaña cumplió 60 años. De acuerdo a un informe de la agencia de noticias AP, durante 56 años el Príncipe ha estado esperando convertirse en rey, cosa que solamente podrá suceder cuando muera su madre.

    Pero según los últimos informes, la Reina Isabel II no está pronta para morirse, lo que significa que el Príncipe tendrá que seguir esperando, a la vez que envejeciendo.

    Hay quienes han sugerido que quizás Carlos no llegue a ser rey hasta que esté alrededor de los 80 años. Otros dicen que nunca va a llegar a serlo, sino que va a ceder la corona a sus hijos.

    En definitiva, quizás el Príncipe Carlos nunca deje de ser lo que es hoy.

    Qué bueno es saber que usted y yo no tenemos que esperar tanto tiempo para ser reyes. El libro de Apocalipsis dice muy claramente que ya somos reyes. Si no me cree, fíjese en lo que dice.

    Parafraseado el versículo que está al comienzo de esta devoción, sería algo así como: «Demos gloria a Jesús por habernos amado y lavado de nuestros pecados con su propia sangre. Por él hemos sido hechos, sin esperarlo y sin merecerlo, reyes y sacerdotes de Dios su Padre».

    Entendámonos bien. Al igual que con el Príncipe Carlos, para que nosotros pudiéramos convertirnos en reyes, alguien tuvo que morir. Ese «alguien» fue nada más ni nada menos que Jesús, el Hijo único de Dios. Jesús se ofreció a sí mismo por su propia voluntad para que nosotros pudiéramos ser perdonados, salvados, y hechos reyes.

    Gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo, Satanás no tiene más dominio sobre nosotros, y la muerte ya no es más nuestra temida enemiga.

    Gracias al sacrificio de Jesucristo, somos reyes.

    ORACIÓN: Querido Salvador, gracias por haber dado tu vida para librarme del pecado de la esclavitud de Satanás. Por tu gracia y tu sacrificio he sido hecho rey en tu reino. Ayúdame a vivir mis días alabándote por lo que has hecho, y esperando tu regreso. En tu nombre. Amén.