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ALIMENTO DIARIO
Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada. Salmo 144:6Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada. Salmo 144:6
Traté de encontrar en la Biblia un texto que dijera algo así como que era bueno sobrevivir a un rayo, pero por más que busqué, no encontré nada.
En la mayoría de los casos, la Biblia utiliza los rayos y relámpagos para demostrar el poder de Dios. A veces, como en el texto de hoy, Dios es invocado para que utilice su poder para atacar al enemigo, pero ningún texto dice que uno tiene «suerte» si es alcanzado por un rayo.
«Suerte» fue lo que un canal de noticias dijo que tuvo BreAnna Helsel, una joven de 16 años quien, durante una tormenta eléctrica, fue a la cocina de su casa a cerrar la ventana que estaba abierta, y mientras lo hacía fue alcanzada por un rayo. BreAnna cuenta que vio cómo la electricidad le salió por los dedos y fue a parar a las luces del techo, haciendo saltar los fusibles de toda la casa.
Por más que no sé mucho del tema, si de hablar de «suerte» se tratara, o mejor dicho, de la protección y providencia de Dios, diría que la persona realmente bendecida es la que NO es alcanzada por un rayo.
Por lo menos eso tiene más sentido. Es normal que sienta que Dios me sonríe cuando salgo vivo de un accidente, pero, ¿no debería sentirme aún más especial por todas las veces que Dios ha evitado que tuviera accidentes? También es obvio que me sentiré agradecido si me curo de una enfermedad, pero, ¿no debería ser más agradecido aún por todos los días que mi cuerpo ha vivido sin que le haya siquiera prestado atención?
Demasiado a menudo necesitamos lo malo, lo triste, lo problemático y lo terrible, para recordar las innumerables bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros.
El Padre envió a su Hijo a vivir, morir, y resucitar por nosotros para que podamos vivir para siempre en el paraíso. Por la gracia de Dios, y a través del sacrificio del Salvador, hemos esquivado la bala de la condenación.
Y esa es la razón por la cual, especialmente hoy, le aliento a que dé gracias por el rayo que no lo ha alcanzado, las caries que no ha tenido que curar, el hambre que no ha sentido, las plagas y pestilencias que nunca han venido. Hoy, y siempre, dé gracias por tener un Dios bueno que quiere lo mejor para sus hijos.
ORACIÓN: Querido Padre celestial, no puedo siquiera imaginar la cantidad de accidentes y cosas malas que nunca llegaron a sucederme. Por todas ellas te estoy por siempre agradecido. Envía tu Espíritu Santo para que pueda apreciar aún más la profundidad de tu amor. En el nombre de mi Salvador. Amén