ALIMENTO DIARIO

  • "Totalmente solo"


  • junio 14, 2011
  • Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven. Romanos 14:8-9Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Para esto mismo murió Cristo, y volvió a vivir, para ser Señor tanto de los que han muerto como de los que aún viven. Romanos 14:8-9


  • Mientras buscaba historias para escribir devociones, me llamó la atención el título de un artículo que se citaba en otra página en la web. Decía: ‘Hombre muere totalmente solo’.

    ¿Se trataría de una estrella de cine olvidada por el público… un indigente… alguien que había tratado de escalar una montaña infructuosamente? Sin lugar a dudas, me dije, se trataba de una historia que no podía dejar de investigar.

    Cuando fui a la página indicada, se abrió la foto de un hombre anciano con las mejillas hundidas. Sobre la foto, en letras bien grandes, decía: Hombre muere totalmente solo. Eso era todo. No había nada escrito que explicara la figura, ni la razón para tal titular.

    Luego de unos minutos me di cuenta de quién era: se trataba del Dr. Kevorkian, el hombre que había ayudado a que 130 personas terminaran sus vidas… 130 personas que habían sufrido de enfermedades incurables, que no tenían esperanza ni nada que los hiciera querer permanecer en este mundo…

    … al menos eso es lo que Kevorkian dijo… y lo que muchos otros creyeron.

    Recientemente, quien fuera hace unos años Director Ejecutivo de Cristo Para Todas Las Naciones, fue a estar con su Señor. Se llamaba Rodger Hebermehl. Quizás muchos de ustedes lo conocieron. Fue un hombre especial, sumamente gentil, un hombre cristiano que amó a su Señor y a las almas perdidas de la humanidad.

    En los últimos años, Rodger sufrió de una enfermedad que sabía iba a terminar con su vida. Poco a poco fue perdiendo la capacidad de hacer cosas. ¿Acaso en algún momento dijo que no había esperanza, que no tenía propósito o nada que lo hiciera querer permanecer en este mundo? Jamás.

    Permítanme compartir con ustedes que, cuando Rodger ya no podía movilizarse por sí mismo, cuando las limitaciones eran muchas y las oportunidad muy pocas, su oración era poder compartir la historia del Salvador aunque más no fuera con algunas personas más… que el Señor lo usara para que vieran el poder transformador de Cristo.

    Otra cosa más. Rodger no murió totalmente solo. Es cierto que tenía a su querida esposa Cassandra a su lado, y que también tenía a muchos más que le acompañaron en sus últimos días.

    Pero cuando Rodger dejó esta vida, lo hizo en compañía de Jesús… ese mismo Jesús que lo había redimido, y a quién él había considerado un honor servir. No, Rodger no murió solo.

    Y, gracias a Jesús, ningún cristiano muere solo.

    ORACIÓN: Señor, te damos gracias por todos los Rodgers de este mundo… todos los que han visto el sacrificio de tu Hijo y no pueden menos que compartirlo con quienes aún no lo conocen. Haz que, por tu gracia, vivamos en tu amor hasta el momento en que lleguemos a nuestro hogar celestial. En el nombre de Jesús. Amén.

    PD: No sé si el deseo de Rodger de alcanzar a todas las personas que quería con la historia del Salvador se hizo realidad. Pero creo que tanto el Señor como Rodger aprobarían que todo el que lea esta devoción la comparta con alguien que aún no reconoce a Jesús como su Salvador. Gracias.

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